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Juan GONDRA REZOLA
Anton ERKOREKA
A partir del último cuarto del siglo XX, Bilbao sufrió un proceso de industrialización que, como en numerosas ciudades europeas, produjo un importante deterioro de la salud pública. Hubo años en que el número de defunciones fue superior al de nacimientos a pesar de la elevada natalidad de aquellos años. Como en toda Europa las autoridades sanitarias iniciaron un proceso de “higienización” para mejorar las condiciones sanitarias de la población que, en Bilbao, abarcó múltiples aspectos, mejorando la salubridad y consiguiendo un paulatino descenso de la tasa de mortalidad.
La creación del Cuerpo Médico Municipal (C.M.M.) de Bilbao en el año 1897, contribuyó notablemente en la higienización de Bilbao. Revisemos algunas de sus actividades a través de cuatro de sus primeros jefes y de su actuación durante la pandemia de gripe de los años 1918-1920.
José María de Gorostiza y Onzoño (Bilbao, 1854 - San Juan de Luz, 1910)
Primer decano del C.M.M. y creador del Boletín Mensual de Estadística Sanitaria Municipal, el año 1897, que recogía escrupulosamente los datos de movimientos de población, causas de mortalidad, así como su distribución por edades y distritos. El Boletín tuvo una larga vida y, tras una reforma que le llevó a ser trimestral a partir de 1938, llegó hasta el año 1970.
La fotografía de D. Enrique García de Ancos figura en la contraportada de su libro Conferencias y artículos, Bilbao, E. Verdes, 1919.
Enrique García de Ancos (Madrid 1855 - Bilbao 1924)
Prestó especial anterior a la mortalidad infantil y publicó un trabajo monográfico sobre el tema. Sucedió a Gorostiza como decano del Cuerpo Médico Municipal en 1916 y dirigió el Cuerpo Médico Municipal durante la pandemia gripal del año 1918. Fue miembro de la comisión organizadora de la Academia de Ciencias Médicas y autor de varias obras de divulgación.
José Faustino Hermosa Elizondo (Moreda, Alava, 1879 - Bilbao, 1937)
En 1911 fue nombrado Médico Inspector de Escuelas, donde desarrolló una ingente labor; culminó su tesis doctoral acerca de la medicina escolar y consiguió que el Ayuntamiento creara un Servicio de Salud Escolar: la IME (Inspección Médica Escolar), de la que fue nombrado jefe desde su inicio en el año 1919. Redactó un protocolo de exploración y una nueva cartilla sanitaria para cada escolar; consiguió poner en servicio las duchas y cantinas (comedores) escolares; también las clases de gimnasia especiales para los niños que lo precisaban. Reformó las colonias escolares impulsando las colonias permanentes de Laguardia y Pedernales. Trató de instaurar en Bilbao una “escuela bosque”, para que los escolares con riesgo de tuberculosis pudieran desarrollar su actividad escolar al aire libre; incluso logró que el Ayuntamiento eligiera unos terrenos para ello en Artxanda y el arquitecto municipal redactara un proyecto, aunque nunca llegó a buen término.
La llegada del alcalde Moyua (1924) provocó la marcha voluntaria de Hermosa a otro destino, pero con el advenimiento de la República se reincorporó a la jefatura de la Inspección Médica Escolar, donde consiguió la creación de 5 plazas de médicos especialistas al servicio de la población escolar de Bilbao. El primer cuadro de médico de especialistas fue de una calidad excepcional y logró mejorar notablemente las prestaciones de años anteriores: estaba formado por César y Álvaro Figuerido Torija (psiquiatra y especialista en Ortopedia), Severino de Achucarro (oftalmólogo), José María López de Argumedo y Guimon, (ORL) y Víctor Pardo Musatadi (odontólogo).
Adrián Mª de Unibaso y Cucullu (Plentzia 1869-Bilbao 1940)
Obtuvo la jefatura del Instituto Municipal de Vacunación en el año 1903 y desarrolló una actividad incansable para conseguir la cobertura vacunal de la población. Se desplazó a fábricas, minas y patios comunales para vacunar in situ a aquella población inmigrante que había sido hasta entonces tan reacia a la vacunación. Las cifras de vacunados, enfermos y fallecidos entre 1893 y 1933 ponen en evidencia el éxito obtenido por Unibaso.
PERIODO | ENFERMOS | FALLECIDOS | POBLACIÓN | VACUNADOS |
1893-1897 | 4.055 | 901 | 60.394 | 14.500 |
1898-1903 | 5.987 | 1.227 | 74.142 | 15.000 |
1903-1907 | 274 | 25 | 84.213 | 65.000 |
1908-1913 | 54 | 6 | 89.000 | 56.800 |
1913-1917 | 20 | 6 | 52.000 | |
1918-1923 | 640 | 56 | 112.189 | 67.000 |
1923-1927 | 5 | 0 | 143.000 | |
1928-1933 | 1 | 0 | ||
La Viruela en Bilbao (1897-1927) (Fuente: elaboración propia a partir de los boletines municipales mensuales de estadística sanitaria y las memorias del Instituto Municipal de Vacunación). |
Fue víctima de un expediente por motivos políticos, pero un acuerdo municipal, posterior a su muerte, eliminaba la sanción impuesta por el ayuntamiento republicano, le restituía sus derechos de pensión y daba su nombre al servicio de vacunación: Instituto Municipal de Vacunación Adrián de Unibaso.
Adrian de Unibaso, en el centro, vacunando en un patio.
(Fotografía cedida por la familia Unibaso).
El virus de la gripe provoca, por una parte, epidemias estacionales que cada año afectan sobre todo a personas mayores o debilitadas causando una mortalidad limitada y, por otra parte, la llamada gripe pandémica que, en pocas semanas, se extiende por todo el mundo provocando una gran mortandad, sobre todo en adultos jóvenes. Hemos estudiado esta pandemia gripal de 1918-1920 en Euskal Herria (Erkoreka, 2006) calculando que murieron 12,1 de cada 1.000 habitantes. Recientemente un grupo de investigadores franceses, encabezados por Ansart (2009), han obtenido una cifra similar para el conjunto del continente europeo (11,0 por 1000 habitantes).
Para estudiar la mortalidad que produjo la gripe española en Bilbao, hemos consultado los boletines mensuales de estadística municipal que puso en marcha Gorostiza. En ellos se señala que el primer fallecimiento por gripe se produjo el mes de mayo de 1918, que en junio fueron 16, en julio 3 y no hubo ningún caso en agosto. Esta primera onda pandémica, muy benigna como ocurrió en todo el mundo, provocó en Bilbao la insignificante tasa bruta de mortalidad de 0,2 por 1000 habitantes. Si sumamos los fallecidos por gripe y los 42 que lo hicieron por neumonías y bronconeumonías la tasa se eleva a 0,6 por 1000 habitantes.
Pero la verdadera pandemia gripal se produjo en otoño. La enfermedad se extendió desde Irun como un reguero de pólvora llegando a Bilbao el mes de octubre. Las cifras son escalofriantes, en Bilbao murieron en septiembre 8 personas a causa de la gripe, en octubre 480, en noviembre 146 y en diciembre 16. Los fallecidos con diagnostico de neumonía y bronconeumonía en estos cuatro meses ascendieron a 219. Todos los fallecidos por gripe, neumonía y bronconeumonía ascendieron a 869, que representan una tasa bruta de mortalidad de 8,4 por 1000 habitantes para los meses de septiembre a diciembre de 1918. La principal característica de la gripe española fue que afectó fundamentalmente a adultos jóvenes que supusieron el 54% de los fallecidos y a niños de corta edad que representaron el 15% de todos los fallecidos en estos cuatro meses.
La gripe pandémica se presenta por ondas y una nueva brotó en los primeros meses de 1919 falleciendo por gripe, neumonía y bronconeumonía un total de 329 personas. El cuarto y último brote se produjo entre enero y marzo de 1920 provocando la muerte de 247 personas. Podemos concluir que la tasa bruta de mortalidad que produjo la pandemia de gripe española en Bilbao, en el período anual de máxima afectación, fue de 12,2 por 1000 habitantes.
Otro dato importante es la morbilidad, o sea, el número de personas que enfermaron de gripe durante la pandemia. García de Ancos estima que en la provincia de Bizkaia, que entonces contaba con una población de unos 300.000 habitantes, enfermaron de gripe 200.000 personas. La cifra de afectados de Bilbao que nos proporciona es de 40.000, que él mismo considera baja y piensa que el número real de enfermos debió de ser mayor. Como vemos el número de afectados por la pandemia fue muy elevado, oscilando entre el 66% y el menos probable de 39% de toda la población de Bizkaia.
Como en todo el mundo la gripe española provocó un verdadero cataclismo. El Ayuntamiento reforzó su Cuerpo Médico Municipal; la Academia de Ciencias Médicas publicó un folleto, en euskera y castellano, que recientemente hemos reeditado en la monografía sobre la gripe en el País Vasco, con las medidas profilácticas aconsejadas para combatir la enfermedad; Los Ayuntamientos de Bilbao y Deusto publicaron también sus Memorias; las autoridades religiosas también organizaron una gran rogativa a la Virgen de Begoña, bajando su imagen en procesión el 27 de octubre, con asistencia de las autoridades y un “gentío inmenso”, por el puente de San Anton, Zabalburu y Gran Vía hasta llegar a la Diputación donde fue expuesta al público. Al día siguiente una nueva y multitudinaria procesión de retorno devolvió la imagen a su santuario de Begoña.
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