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Cosme Echevarrieta, el líder histórico del republicanismo vizcaíno

Jon PENCHE, Universidade Nova de Lisboa

Cosme Echevarrieta nació el 28 de septiembre de 1842 en Bilbao, era hijo de un carpintero oriundo de Ea devenido en comerciante de loza y cristalería. Cosme cursó estudios en el Instituto Vizcaíno,1 desde donde debió pasar a una Escuela de Náutica para hacerse piloto de la marina mercante. A la muerte de su padre, Cosme se hizo cargo del negocio familiar de loza y cristalería, abandonando su profesión como marino.

En 1867 se unió con su amigo y correligionario Julián Olave para formar la comunidad de bienes “Echevarrieta y Olave”, dedicada a asuntos coloniales, salazones, gabarras y minerales. Esta unión duró hasta 1880 aproximadamente, y tenía su escritorio en la calle Amistad.

Tras esta experiencia, Cosme se unió a su, de nuevo, también amigo y correligionario Bernabé Larrínaga, Alcalde de Bilbao (1873), Diputado a Cortes (1873) y Diputado provincial (1880), para formar la comunidad de bienes “Echevarrieta y Larrínaga” en 1882. La comunidad de bienes se dedicó, durante la década de los 80 del XIX, al negocio minero en la provincia de Vizcaya, lo que les permitió situarse en 1890 justo inmediatamente detrás de las grandes compañías, como la Orconera, y grandes empresarios mineros, como los Ybarra, Chávarri y Martínez de las Rivas. Entre 1890 y 1903, año de la muerte de Cosme, la comunidad de bienes, aparte de continuar y ampliar su producción minera en la provincia de Vizcaya, extendió sus negocios al resto de la península, buscando lugares apropiados para llevar a cabo nuevas explotaciones, como fueron las empresas “Fortuna”, en Mazarrón (Murcia), y “Sierra Menera” entre las provincias de Teruel y Guadalajara.

Horacio Echevarrieta Maruri

Horacio Echevarrieta Maruri.

La casa viviría su momento dorado con el hijo de Cosme, Horacio Echevarrieta, quien diversificó los negocios de la empresa de forma espectacular, participando en la fundación de compañías tan importantes como las actuales Iberdrola e Iberia.2

En el plano político, Cosme participó en la fundación del Comité Demócrata el 3 de octubre de 1865, en el que estuvieron presentes los líderes demócratas nacionales Emilio Castelar y José María Orense.3 El apelativo de “demócrata” era el nombre que utilizaban los republicanos para actuar en la época isabelina, ya que el republicanismo estaba proscrito. El comité demócrata de Bilbao estaba vinculado al diario El Eco Bilbaíno, en el cual Cosme colaboraba asiduamente, y en el que nos dejó muestras de su ideología republicana federal.

El 5 de mayo de 1865, Cosme publicaba en ese diario un artículo titulado “Solamente la democracia es compatible con los fueros”, cuya importancia es capital para el republicanismo vizcaíno y vasco, ya que en él ser recogen las principales ideas que van a mantener los republicanos hasta 1937 sobre el tema foral. En él, Echevarrieta intentaba demostrar cómo los fueros eran incompatibles con el absolutismo, identificaba fueros con república y democracia, y deseaba extender las ventajas forales al resto de España.

Con la revolución democrática de septiembre de 1868 los antiguos demócratas pasaron a formar el Partido Republicano Federal. En Bilbao, los republicanos se reorganizaron en la primavera de 1869, y eligieron a Cosme Echevarrieta como su presidente.4 Como tal, Echevarrieta participó en el Pacto Federal de Eibar entre las provincias vasconavarras.5 Los pactos federales (hubo otros como el de Tortosa, Córdoba, Valladolid y La Coruña) constituyeron el primer intento de organizar el Partido Republicano Federal bajo las premisas del pensamiento de Pi y Margall, de abajo arriba, desde las provincias al poder central. Una vez que los pactos federales se vieron ineficaces para organizar el partido, Echevarrieta participó en las subsiguientes asambleas federales republicanas como representante de la provincia de Vizcaya.

En 1872 abandonó la presidencia del republicanismo bilbaíno. Pero, sin duda, lo más relevante de lo sucedido ese año fue que Cosme encabezó un levantamiento de carácter republicano federal intransigente, secundando otros levantamientos similares que se produjeron en España el 24 de noviembre. Echevarrieta comandó una partida de 300 hombres que llegaron a las estribaciones del monte Gorbea. El grupo lanzó una proclama en contra de la institución monárquica y a favor de la República democrática federal. Lo curioso del manifiesto es que instaban a los carlistas a unirse a ellos pues decían que lo único que les separaban era la cuestión de la libertad de cultos.6 El levantamiento no tuvo mayor repercusión, si bien le costó a Echevarrieta el primero de sus exilios, puesto que tuvo que emigrar primero a Baiona y posteriormente a París.

Echevarrieta volvió a Bilbao tras la proclamación de la República. La coyuntura bilbaína de ese tiempo, marcada por la confrontación carlista, condicionó la actividad de Echevarrieta. Así, nuestro personaje fue el Comandante del Batallón de Voluntarios de la República, pasando, tras la caída de la misma, a formar parte del Batallón de Auxiliares.

Reapareció en 1876 en la escena política vizcaína como representante de Ubidea en las Juntas Generales. Su actividad fue nula ya que no fue aceptado en Juntas porque no reunía las condiciones necesarias para representar a esa localidad. Al día siguiente de su expulsión de las Juntas se conocía la noticia de su búsqueda por las autoridades militares, lo que le obligó de nuevo a exiliarse a Francia, primero a Hendaya y luego a Nantes. Al parecer había dado un viva a la Vizcaya Republicana en el vestíbulo del salón de plenos y alguien le denunció. Volvió a Bilbao en junio de 1877 para asistir al funeral de su esposa, Jacinta Maruri, a pesar de que estaba perseguido a muerte por el General Quesada.

Cartel de una asamblea del Partido Republicano

Cartel de una asamblea del Partido Republicano.

Obligado por las adversas circunstancias de comienzos de la Restauración abandonó la política. Reapareció en 1879 para crear el partido Unión Democrática, que seguía los postulados de Manuel Ruiz Zorrilla (unitarismo, descentralización administrativa y partidario del pronunciamiento para llegar al poder), y que intentó agrupar bajo una misma sigla a todo el republicanismo bilbaíno. Cosme presidió el partido hasta 1881, momento en que dejó la primera línea política para dedicarse a sus negocios, tal y como hemos explicado antes.

En 1890 reapareció en la escena política para formar el partido Centro Republicano en Bilbao, seguidor de las tesis políticas de Nicolás Salmerón (unitarismo, organicismo, apuesta por las vías legales). A pesar de que Cosme Echevarrieta no ocupó cargo alguno en la dirección de este partido, está claro que su fundación respondió a su voluntad, pues fue él el que encabezó el manifiesto constitutivo. Estuvo separado de la primera línea política hasta su muerte, ocupado en sus negocios.

En cuanto a su actividad institucional, Echevarrieta fue concejal del ayuntamiento de Bilbao en 3 alcaldías distintas entre los años 1872 y 1873. En las sesiones se mostró muy activo en lo que a formular mociones se refiere tendentes a mejorar las condiciones de vida y la educación de las clases operarias y su acceso a la práctica política, a la vez que nos dejó muestras de su ideología republicana.

Fue elegido Diputado por Vizcaya para la Asamblea Nacional en las elecciones de 1873, a las que únicamente concurrieron los republicanos. Sus intervenciones en el Parlamento no fueron escasas considerando el breve período de tiempo que estuvo en él, únicamente los meses de junio y julio de 1873, pues enseguida volvió a Bilbao para hacer frente al asedio carlista. Su actividad en el parlamento se centró en la guerra carlista, y en apoyar al gobierno de Castelar en su decisión de suspender las garantías constitucionales teniendo en cuenta el estado en el que se encontraba la República.

Conclusiones

Cosme Echevarrieta fue, sin lugar a dudas, el principal líder republicano bilbaíno del último tercio del siglo XIX. Él fue quien marcó el devenir del grueso del republicanismo de la capital vizcaína, ya que en su tránsito desde el federalismo pimargaliano al centralismo salmeroniano, pasando por el fuerismo y el progresismo ruizorrillista, le siguieron la mayoría de los correligionarios de la provincia.

En este sentido, Cosme fue la encarnación vizcaína del caudillismo que caracterizó al republicanismo español del siglo XIX, que tuvo a Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón, Emilio Castelar y Manuel Ruiz Zorrilla como sus exponentes más claros, y que también tuvo su correspondencia a nivel provincial, como sucedió con Víctor Pruneda en Teruel o Eleuterio Maissonave en Alicante, por sólo citar algunos ejemplos.

Como tal caudillo, anualmente, y coincidiendo con la fecha de su muerte en 1903, sus correligionarios le recordarán hasta 1937 con una velada necrológica y una posterior visita a su tumba.

Por otra parte, no debemos de olvidar que Cosme fue el cofundador de la Comunidad de bienes Echevarrieta y Larrínaga, firma que si bien vivió su momento dorado durante el primer tercio del siglo XX de la mano de Horacio Echevarrieta, en el último cuarto del XIX fue una de las empresas más importantes, aunque todavía a distancia de las grandes fortunas de los Ibarra, Martínez Rivas, Chávarri, etc.

1 AGAPCAE Unamuno caja 62 (E-1-52). Sign: H-50-4.

2Sobre la casa Echevarrieta y Larrínaga consultar DÍAZ MORLÁN, P.: Horacio Echevarrieta 1870-1963. El capitalista republicano, Madrid, LID, 1999.

3El Eco Bilbaíno, 04-10-1865.

4Irurac-Bat, 01-05-1869.

5Recogido en La Igualdad y en el Irurac-Bat el 27 de junio de 1869.

6URQUIJO GOITIA, M.: Liberales y Carlistas. Revolución y fueros en el preludio de la última guerra carlista, Leioa, UPV, 1994, pp. 171. En dicho manifiesto se llegaba a afirmar que los fueros unían a carlistas y republicanos.

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