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La toma de decisiones en la educación ambiental. Un estudio de caso en la enseñanza universitaria

Miren Gurutze MAGUREGI

Uno de los objetivos básicos de la educación científica y de la Educación ambiental es el desarrollar en el alumnado el pensamiento crítico y la capacidad para participar en las decisiones sociales ante problemas o dilemas sociocientíficos como ciudadanas y ciudadanos responsables. Para su consecución será necesario crear contextos de enseñanza-aprendizaje que favorezcan estas capacidades. Y, además, no sólo es necesario conocer las decisiones adoptadas tras la discusión de los problemas, sino también el proceso seguido en ellas.

En este trabajo de tesis doctoral se ha analizado el proceso de toma de decisión argumentada por parte de estudiantes universitarios de la titulación de Educación Social de la E.U. de Magisterio de Bilbao de la UPV/EHU, cuando se le plantea un problema auténtico de carácter medioambiental que consiste en la elección de un sistema de calefacción para un edificio universitario que se prevé construir. Las opciones que se presentan son gasóleo, gas natural, electricidad y biomasa. La clase se dividió en varios grupos y en este trabajo se presentan los resultados obtenidos en tres de los grupos analizados.

Foto: CC BY - Universidad de Montevideo

Sería deseable que el alumnado tenga preparación para tomar decisiones ante temas controvertidos y que el ámbito escolar facilitara esta formación.
Foto: CC BY - Universidad de Montevideo

En el Grupo A el proceso de toma de decisión es complejo, ya que las discusiones que se originan por los desacuerdos entre las componentes del grupo hace que modifiquen su postura en varias ocasiones. Al inicio de la tarea optan por el gas natural por considerarlo cómodo y barato, pero son conscientes de que les falta información para tomar la decisión y de que deben basarla en la valoración de ventajas e inconvenientes de las distintas alternativas, mostrando una alta capacidad para la toma de decisiones. Una vez leída la información plantean algunos criterios para guiar la elección y se van decantando unas por el gas natural y otras por la electricidad. A partir de este momento se producen grandes discusiones entre ellas, de manera que las que defienden la electricidad utilizan las desventajas de su opción como elemento de negociación para persuadir a las que proponen el gas natural. Además, son capaces de convencerles haciéndoles cambiar de opinión, utilizando el criterio sostenibilidad, es decir, el que en la opción a elegir hay que tener en cuenta las generaciones futuras, que no habían considerado. La modificación de postura no suele ser habitual ya que es más frecuente tener en cuenta los criterios que avalan o refuerzan la propia opción. Se trata, en definitiva, de un grupo en el que hay disparidad de opiniones que se discuten, justifican y también se refutan los argumentos de las personas que defienden la opción contraria, facilitándose la construcción colaborativa de conocimiento.

También el Grupo C opta inicialmente por el gas natural, reconociendo que les falta información. Desde el inicio manifiestan que no quieren contribuir a la insostenibilidad del modelo, ni a que se acaben los recursos energéticos ni a agravar las diferencias sociales. Una vez informados se deciden por la electricidad porque creen que se ajusta a los criterios que se han marcado. A partir de este momento se plantean qué fuentes de la electricidad habría que fomentar y cuáles no. No se produce ninguna discusión, debido, quizá, a que los criterios a utilizar están plenamente asumidos en el grupo, de manera que se justifican en menor grado las decisiones que van tomando. Esta falta de desacuerdo se muestra en los momentos del proceso de toma de decisión en que unas personas finalizan las frases de las otras. Es de destacar que en este grupo hay un chico, que asume la función de coordinación de la tarea, propone gran parte de los criterios que luego se van a manejar.

En el Grupo J no se producen grandes discusiones y van construyendo la decisión juntos. Como los otros grupos también manifiestan su desconocimiento sobre el tema y la incapacidad de opinar sin antes informarse. Comienzan a construir criterios al inicio del proceso y son los que utilizarán para evaluar las diferentes opciones. Le afecta el hecho de que no haya una opción perfecta y esto les incomoda tanto que no son capaces de tomar una decisión hasta el final, la electricidad, escudándose en la falta de información o de tiempo para tomarla. Es de destacar también el papel protagonista del único chico del grupo que actúa como dinamizador, repartiendo tareas, dando la palabra, proponiendo criterios y proporcionando mucha información que él conoce.

Aunque somos conscientes de no poder generalizar las conclusiones obtenidas ya que se trata de un estudio de caso, podemos plantear algunas propuestas que pueden tener repercusión en la mejora de la actividad docente.

- Sería deseable que el alumnado tenga preparación para tomar decisiones ante temas controvertidos que están sometidos a debate público y que el ámbito escolar facilitara esta formación. Por ello, como docentes debemos ser conscientes de la importancia de abordar problemas abiertos, diseñando tareas auténticas, contextualizadas en la vida real, que promuevan la valoración de ventajas e inconvenientes de distintas alternativas, la necesidad de apoyar las conclusiones con pruebas, facilitando la comprensión de la naturaleza interdisciplinar de los temas sociocientíficos. Aunque la tarea argumentativa en sí no hace generar conocimiento, sí permite utilizar los conocimientos que ya se poseen, confrontarlos con sus compañeras y compañeros, generar mayor nivel de abstracción, construirlos y favorecer futuros aprendizajes.

Foto: CC BY - toomooroo

Las tareas que se planteen en el aula deberían favorecer que se produzcan episodios de persuasión, en los que se manejen argumentos con la intención de convencer a la audiencia.
Foto: CC BY - toomooroo

- Para que en un grupo se produzcan discusiones debe haber un clima de confianza suficiente entre las personas que lo forman, de manera que se atrevan a discrepar de las opiniones emitidas. Por tanto, se ve necesario favorecer un ambiente en la clase que las promueva. Si se producen se deberá solicitar la justificación o la aclaración de las conclusiones u opciones adoptadas. Y, si no se produzcan discrepancias, se promoverá la reflexión para desarrollar y completar los argumentos de una manera colaborativa, es decir, entre las personas que se muestran de acuerdo. Cuando hay dificultades para tomar decisiones es necesario trabajar con el alumnado la capacidad de aceptar la incertidumbre que se produce tanto en nuestra vida diaria como en la ciencia.

La situación observada en los grupos mixtos plantea la necesidad de incluir la perspectiva de género en la organización de los grupos de trabajo en el aula, así como prestar atención a gestionar la participación equilibrada de todas las personas que forman parte del grupo.

- La calidad de la competencia argumentativa también se mide en relación a la capacidad de tener en cuenta los argumentos opuestos, ya que el análisis y la crítica de las conclusiones de otras personas forman parte del pensamiento crítico. Es por ello, que las tareas que se planteen en el aula deberían favorecer que se produzcan episodios de persuasión, en los que se manejen argumentos con la intención de convencer a la audiencia. Algunas estrategias para favorecer la persuasión son agrupar al alumnado en parejas en las que se mantengan posiciones opuestas, diseñar secuencias didácticas en las que diferentes grupos de la clase tengan que explicar y discutir la opción elegida en una puesta en común, que la tarea requiera tomar decisiones consensuadas o en las que se realicen simulaciones en las que el alumnado adopte diferente papeles, defendiendo y argumentando la postura asignada.

Para finalizar, pensamos que el planteamiento de cuestiones sociocientíficas, entendidas como dilemas sociales basados en cuestiones científicas que tienen relevancia para la vida de las personas, así como la propuesta metodológica, que tiene en cuenta el trabajo cooperativo y la toma de decisiones consensuada, constituyen un marco adecuado para promover la argumentación, la capacitación en la toma de decisiones y el pensamiento crítico, objetivos de la educación científica y el posible paso a la acción, también objetivo de la Educación Ambiental.

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