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Begoña VILLANUEVA GARCIA
En este breve artículo vamos a recordar el momento en el que uno de los más significativos personajes de Vitoria solicitó el permiso necesario para instalar la que fue primera línea telefónica de la ciudad. Heraclio Fournier González contaba en agosto de 1882 con 33 años de edad y afrontaba en aquel momento el traslado de sus oficinas a otra zona de la ciudad. En aquel verano de 1882 el empresario era ya un próspero hombre de negocios que tuvo en cuenta que para sus nuevas oficinas era necesario contar con una línea telefónica. Fue la primera de una ciudad en la que el completo desarrollo del teléfono tardó varios años más. Antes de llegar a la descripción del hecho recordaremos algunos detalles de la familia Fournier y de la ciudad en la que desarrollaron sus actividades.
Heraclio Fournier González mostró desde el inicio sus aspiraciones empresariales.
El apellido Fournier comenzó su historia en los años iniciales del siglo XVIII en París. En 1712, nació en la capital francesa Pierre Simon Fournier, un tipógrafo que se dedicó al grabado. Falleció a la temprana edad de 56 años dejando dos hijos, Francisco y Carlos, este llegó a ser un destacado pintor que logró tener una considerable fama en toda Europa. El hijo mayor se trasladó a vivir a otra ciudad francesa de menor tamaño, Limoges, para trabajar como impresor.
La precaria situación económica de Francia durante el reinado de Luis XVI y la cercanía de la revolución propició un nuevo desplazamiento de Francisco Fournier, está vez fue a Burgos. A la capital castellana llegó en 1782 durante el reinado de Carlos III. Allí contrajo matrimonio tres años después de su llegada con la joven burgalesa María del Reoyo, madre de su primer hijo Lázaro.
Pasaron los años y llegó el momento de contraer matrimonio para Lázaro Fournier y del Reoyo quién eligió hacerlo con Paula González. Tuvieron cuatro hijos, todos ellos varones. En 1849 nació el hijo pequeño, Heraclio Fournier, el protagonista de este artículo. En el pequeño negocio de baños que regentó el matrimonio se instaló la primera fábrica de naipes de una miembro de la familia Fournier. En aquel negocio trabajó Heraclio Fournier como grabador y litógrafo junto a su hermano Gervasio. Los cuatro hermanos tuvieron la ocasión de estudiar las técnicas de grabación y litografía en París.
Tras concluir su formación Heraclio Fournier se trasladó a la cercana Vitoria proveniente de su ciudad natal. Tenía en ese momento poco más de veinte de edad. Contrajo matrimonio con una joven perteneciente a una de las familias más conocidas de la ciudad, los Partearroyo.
Aquel joven Heraclio Fournier mostró desde el inicio sus aspiraciones empresariales. Una modesta máquina de impresión del tipo Minerva era el único patrimonio del ya joven empresario. Sus ansías de trabajo y progreso se iniciaron en un pequeño local de la Plaza Nueva de la ciudad. Allí diseño Fournier la que años después sería considerada su primera baraja, dibujada en colaboración con el profesor de la Escuela de Artes y Oficios Don Antonio Ruis.
Tras el fallecimiento del patriarca dos de sus nietos Félix y Ramón Alfaro Fournier asumieron la gestión de los negocios del abuelo. Eran hijos de una de las hijas de Heraclio Fournier, Mercedes, quién había contraído matrimonio con un hombre de negocios de Vitoria llamado Juan Bautista Alfaro.
La conclusión de la tercera guerra carlista el 28 de febrero de 1876 provocó que Vitoria experimentara un importante aumento de su población gracias a la llegada de una importante cantidad de emigrantes desde diferentes localidades de Álava. Como consecuencia, la ciudad debió emprender un proyecto de urbanización que trajo nuevas construcciones en las principales calles de la ciudad, es decir, calle de la Estación, calle de la Florida, calle del Arca, San Prudencio...
Se iniciaron obras para dotar a la ciudad de los principales servicios públicos, tras algunas tentativas, el servicio de aguas fue inaugurado en 1884. En 1900 fue inaugurado el servicio eléctrico, en aquel año ya funcionaban algunas líneas telefónicas urbanas.
La presencia de la iglesia fue haciéndose cada vez más patente, algunas iglesias de la ciudad fueron reparada y otras construidas.
Paralelamente la presencia de la iglesia fue haciéndose cada vez más patente, algunas iglesias de la ciudad fueron reparada y otras construidas. Las primeras instituciones benéficas dedicadas al cuidado de ancianos o enfermos fueron inauguradas en los últimos años del siglo XIX.
Por el contrario, la vida cultural de Vitoria en los años finales del siglo XIX carecía de la actividad que había tenido años atrás cuando la ciudad fue conocida como “La Atenas del Norte”1. La celebración de los Juegos Florales en 1889 fue el acontecimiento más destacado de aquellos años.
El 27 de junio de 1882 el industrial vitoriano Heraclio Fournier tenía ya una reputada fama en la ciudad. Sus negocios tenían éxito. En su intención de mejorar envió una carta al Ayuntamiento de Vitoria en la que solicitaba dos permisos. El primero para proceder a la instalación de un motor de cuatro caballos para el movimiento de su industria, ya que iba a proceder al traslado de su fábrica desde la Plaza Nueva número 5 a las traseras de la calle San Prudencio sin número y propiedad de Don Anacleto Cruza. En el segundo, reclamaba el permiso para colocar un teléfono entre la casa de la calle San Prudencio y la del propietario Pedro Aparicio donde Heraclio Fournier instaló su despacho y comercio. Su objetivo al solicitar el permiso era poder disfrutar de comunicación telefónica entre las dos dependencias.
La respuesta del Ayuntamiento llegó un mes y cuatro días después, el 1 de agosto en una escueta nota hecha pública se decía que la solicitud debía pasar a ser evaluada por el arquitecto municipal Don Francisco de Paula.
Dos días después el arquitecto emitió su informe. Decía así:
“El arquitecto que suscribe ha reconocido el punto en que Don Heraclio Fournier trata de establecer una máquina de vapor y un teléfono para comunicar su taller de fabricación con la tienda que trata de establecer en la calle de la Estación en la casa que ha construido Don Pedro Aparicio y es de parecer que pueda autorizarse la instalación del primero en la casa que posee Don Anacleto Cruza en la calle San Prudencio siempre que se sujete a lo que prescribe el artículo 34 del bando de la Policía Urbana , y sea responsable de los daños y perjuicios que por la instalación de dicho vapor puedan ocurrir y saque la chimenea de humos encima de los tejados de las casas contiguas, debiendo antes de que empiece a funcionar la nueva máquina ser reconocida.
El teléfono puede también colocarlo, según ha manifestado el interesado, tener autorización de Don Gervasio Quintanilla para pasarlo por la cornisa del tejado de la fonda de dicho señor, por no embarazar en nada el tránsito público”
Fábrica de Heraclio Fournier, en Manuel Iradier 38, Vitoria. Año 1882.
Tras conocer la favorable evaluación realizada por el arquitecto municipal la Comisión de Obras oficializó el permiso a Heraclio Fournier para establecer el teléfono y la máquina de vapor que solicitaba, emplazándole a cumplir con las recomendaciones hechas por el arquitecto municipal.
Finalmente, el 18 de agosto, desde el Ayuntamiento se hizo pública la aprobación del proyecto en una decisión tomada en la sesión ordinaria celebrada una semana antes.
A principios de aquel mes de Setiembre de 1882 los dos negocios de Heraclio Fournier dispusieron por primera vez de comunicación telefónica.
La solicitud de Heraclio Fournier para disponer por primera vez en su nuevo negocio de la primera línea de teléfono ha pasado a ser la primera de toda la historia de la provincia. El apellido Fournier ligado desde el siglo XIX a Vitoria y los naipes ha quedado también ligado al inicio de la comunicación telefónica en la ciudad. Todo un adelanto en una época en la que el teléfono estaba escasamente desarrollado.
1 Ver Alfaro Fournier, Tomás (1996): Vida de la ciudad de Vitoria. Edición de Antonio Rivera Blanco. Editorial Magisterio Español, página 813.
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