Igor Obeso Aguirre
IGOR OBESO AGUIRRE
Vidrio
2002 / 02 / 08-15
Autor: Antxon Aguirre Sorondo
 Artesano
 Proceso
 Precios


PROCESOS

El vidrio se obtiene mediante la fusión de una mezcla de elementos vitrificables (sílice o anhídrido bórico), fundentes (álcalis) y estabilizadores (cal). La mezcla a alta temperatura es líquida pero se solidifica al enfriarse.

Entre el 3200 y el 3100 a.C. los artesanos egipcios descubren el vidrio. Estaba compuesto por ácido silícico, calcio y sodio.

Aparece, como primer uso, en cuentas de adorno de collares, brazaletes, etc. También en Egipto y hacia el 1.500 a.C., se fabricaban los primeros frasquitos que se destinaban a guardar perfumes y ungüentos.

Hacia el 100 a. C., los sirios descubren en Sidón el arte del soplado del vidrio, lo cual supuso un enorme adelanto en la técnica del trabajo. Con ello la ciudad de Sidón se alza con el monopolio de la fabricación mundial del vidrio.

Con los romanos, la mejora de las técnicas posibilita la realización de piezas de mayor tamaño. Aparecerán urnas funerarias, lacrimales, esencieros, etc.

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En el 880 d.C. será el monje Ratpert de Sankt Gallen, en Suiza, el primero que da datos históricos de las vidrieras. Las vidrieras eclesiásticas lograrán el máximo esplendor de este arte. Estas técnicas de fabricación se extienden rápidamente por todo Europa.

A finales del siglo XVII, se descubre casi a la vez en Bohemia y en Inglaterra la técnica de imitar al cristal de roca mediante la utilización de vidrio potásico con alto porcentaje de cal, sistema que dio origen al "cristal de Bohemia". Su utilización también se extendió por toda Europa.

Las mejoras de las técnicas de los hornos a partir del XIX supusieron otro gran avance en la fabricación de piezas de vidrio. Su gama de utilización se amplia sobremanera.


VIDRIERAS: CRISTAL PARA LA LUZ, ARTE MAYOR

 
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El proceso de fabricación de una vidriera, en esencia, es el siguiente:

Sobre el papel, el artesano dibuja la futura vidriera, atendiendo a los motivos sugeridos por el cliente o extraídos de su propio magín.

Los trazos del papel los transfiere el artesano al cartón, material con el que confecciona un patrón de los diversos fragmentos, a la manera de un puzzle. Cada pieza de cartón lleva indicado a lápiz el color que le corresponde y el lugar que ocupa en la composición.

A partir de ahí, comienza el corte de los cristales con cuchilla de punta de diamante y alicates. Basta mirar las manos cuarteadas del artesano para descubrir cuáles son los gajes de este oficio.

El vidrio se suele comprar en Francia, por lo general en planchas de un metro cuadrado y 3 milímetros de espesor; existen una amplia gama de colores, transparencias y tornasoles a elegir.

Terminado el corte de las piezas, llega el momento del premontaje. Sobre la mesa, dispone de un esmeril con chorro de agua que facilita el pulimento de aristas y asperezas en los cantos. Con cierta frecuencia, el premontaje se aprovecha para modificar cromáticamente la composición, sustituyendo una pieza por otra de distinto color.

Los vidrios de colores se suelen combinar con la pintura sobre cristal mediante aguada de polvo óxido. Fue a finales del siglo IX cuando en Suiza surgió la técnica de pintura sobre vidrio, ya que hasta entonces los ventanales se realizaban con trozos de cristal de diversos tonos. Ello hizo posible la gran imaginería del vitral gótico.

Para la fijación de los colores, los cristales se introducen en el horno a una temperatura cercana a los 600 grados centígrados.

El talento del artesano vidriero se mide en su capacidad para crear peculiares efectos lumínicos por ambas caras, aprovechando que el ventanal es un lienzo traslúcido que permite una contemplación diferida según el punto de vista del espectador.

Una vez fríos se sacan del horno y se van montando otra vez en la misma plancha donde son emplomados. Esto es, el artesano coloca unas dobles T pequeñas de plomos, que tienen ya las ranuras donde se alojaba el cristal. Los trozos de plomo pueden tener diversas aberturas, de 2, 4, 6 u 8 mm.; al objeto de que puedan usarse cristales de distinto grosor (antes era normal, ya que no existía el cristal fabricado industrialmente, como ahora, que todos son iguales en espesor, y al tener que hacérselos los artesanos se lograban distintos grosores), o bien por si quiere montar varios cristales superpuestos, para lograr algún efecto especial.

A continuación, se sueldan todos los bordes o extremos de los plomos. Una vez terminada esta labor por un lado, se da la vuelta a la pieza y se suelda igual por el otro lado.

Una vez terminada la pieza, se rellenan con cuidado los huecos que puedan quedar entre los cristales y los plomos, con una mezcla de masilla de colocar cristales, con aceite y pintura para oscurecerla.

No hay que olvidar que las vidrieras tienen una cara y una cruz y se pintan para ser vistas desde un "determinado" lado, por lo que las dos caras no son iguales.


SOLDADO AL COBRE

Desde 1902 aproximadamente existe otro método de fabricar vidrieras. Se utiliza para piezas pequeñas y consiste en que, una vez terminados y horneados los cristales, se bordean con una laminita de cobre auto-adhesivo (como si fuera cinta adhesiva de embalar) y luego se coloca encima una tira de estaño, con ayuda de un soldador eléctrico. El cobre sirve para lograr la fijación.

Una vez terminada la obra, se pintan las soldaduras con un pincel y sulfuro de cobre, al objeto de matar el brillo y darle a la soldadura un color oscuro.

TÉCNICA DEL SOPLADO

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Una de las técnicas más antiguas conocidas es la del soplado. El artesano coloca en el crisol los productos adecuados para obtener el vidrio deseado. Cuando esta masa ha formado un todo y está a la temperatura necesaria, la pega en el extremo de una caña hueca. Soplando desde el otro extremo, logra crear una burbuja que va creciendo a voluntad del artesano, quien a la vez juega con el propio peso de la pieza para que se estire a su voluntad, o con largas pinzas metálicas va dándole las formas deseadas. Así, mediante el aire de los pulmones, el giro constante de pieza en la caña, la deformación que produce cuando se le deja a la masa a la acción de la gravedad, o mediante la intervención directa con pinzas y paletas, logra crear aquello que se había propuesto.

Las fases de este proceso son: fundición, afinado y temple.

TÉCNICA DE LA FUSIÓN

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Teóricamente mucho más simple, pero prácticamente mucho más complejo. Se basa en elevar la temperatura del vidrio hasta lograr su punto de fusión. Con ello se puede lograr un sándwich con inserción de elementos en el interior del propio vidrio, dar formas y volúmenes diversos y jugar incluso con colores. La gran dificultad de este procedimiento es que exige un muy buen conocimiento de los materiales, ya que los vidrios son incompatibles unos con otros y solamente aceptan la unión en aquellos que sean iguales en cuanto a su constitución interna.

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