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ARTESANO
El artesano que hoy presentamos posee una técnica y una visión de su oficio plenamente madura, a pesar de su juventud.
Igor Obeso Aguirre, nació en Donostia-San Sebastián en 1974. Tras su primera etapa estudiante, desde muy joven y de forma autodidacta, empieza a trabajar con el vidrio como materia prima. Usando vidrios de desecho y planos de tipo ventana, cortando, colando y usando metales diversos; confeccionaba lámparas. Juega con los elementos y los diseños, logrando así objetos artísticos. Estos fueron sus primeros contactos con este elemento: el vidrio.
Sus ansias de experimentar le llevan al campo de las vidrieras, usando para ello las técnicas de las cintas de cobre. Hay que recordar que en Irun existen muy buenos artistas vidrieros, como José Luis Alonso, por ejemplo.
Su siguiente paso fue cambiar el vidrio: esto decir, cambiar el color, su volumen y su textura. Para ello se introduce en las técnicas del soplado, de forma que como él mismo dice: "así yo me creo mi propio vidrio"; logrando un vidrio con unas composiciones deseadas, de colores elegidos y formas a voluntad. Por otra parte, al trabajar el soplado con la pieza "al aire", sin apoyarla; no deja ningún tipo de marca en el vidrio, logrando piezas de gran pureza.
Para perfeccionar, suele acudir al taller del que considera el mejor soplador de España y uno de los mejores de Europa: Pere Ignasi, de Palma de Mallorca.
También está experimentando con las técnicas de fusión y termofusión, modalidad muy poco desarrollada aún en nuestra zona.
Hoy en día, gran parte de su trabajo es por encargo. Suele asistir a algunas ferias de artesanía.
Su centro de trabajo se encuentra en los que fueron los talleres del gran escultor Remigio Mendiburu, en Hondarribia, en donde tiene sus hornos y una pequeña exposición de sus productos.
Los hornos funcionan a gas, tienen pirómetro y trabajan con una temperatura entre 1.200 a 1.400 º C.
La materia prima la compra, aunque a veces él mismo la crea mediante piedras silíceas de río o con arenas silíceas industriales. Hay que darse cuenta de que, para lograr un vidrio de la calidad deseada, a veces hay que mezclar hasta 10 componentes distintos (sílices, fundentes, colorantes, etc.); lo que da una idea de la infinita posibilidad de productos que se pueden obtener de acuerdo a todas las combinaciones. Por ello, como dice Igor: "cada pieza es única".
Hoy en día es el único que sopla vidrio al aire en Euskal Herria. En el ámbito de todo el Estado, no pasan de la media docena los artesanos que lo practican. Otra cosa es el soplado a molde, como trabajan gran parte de menestrales de Mallorca.