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ELABORACIÓN
El deporte vasco es juego y es trabajo, desafío o competición que prolonga y sublima algunas faenas cotidianas. Trabajo sobre trabajo, que comienza en las manos de aquellos artesanos que elaboran los instrumentos para el ejercicio de nuestros deportes.
Según algunos autores la cesta de mimbre fue inventada por Juan Dithurbide apodado "Gaintchiki el Herrero" que nació en 1844 en la casa Olaha Kontienea de Saint-Pée sur Nivelle. El invento se data en 1857 usándolo para jugar él y sus amigos, pasando luego a los mayores con gran aceptación.
Con la cesta se puede jugar en dos modalidades: la de cesta punta y la de remonte. En la primera modalidad la pelota es detenida en el guante y el jugador la lanza de nuevo con fuerza. En la segunda la cesta actúa como pala, golpeando la pelota según le llega.
En Iparralde en la época de verano hay partidos en Biarritz, San Juan de Luz, Bidart y Mauleón, aunque de forma distinta. Aquí y en América lo importante son las apuestas, pero al estar prohibidas en Francia, la gente que acude a los frontones es para ver, con lo que las entradas son más caras.
Hoy se habla de que quizás próximamente se va a permitir en juego en Francia, y ya se está hablando de la creación de dos frontones de cesta, uno en Paris y otro en Niza, lo cual sería una buena noticia para este deporte.
En Barcelona hubo frontón, pero se cerró.
Por otra parte el panorama en el extranjero es similar. Hay que pensar que la parte más importante del trabajo del cestero era el mercado de los frontones de Estados Unidos. Los profesionales jugaban 6 meses en Estados Unidos y los otros 6 meses en nuestra tierra (diciembre-junio). Había allí 12 frontones con unos 40 a 45 pelotaris en cada frontón. Hoy solamente quedan 5 frontones, por lo que hay pelotaris de sobra.
Hace 20 a 25 años se podría decir que de cada caserío de la zona de Markina salía un pelotari. Había mucha afición y ganaban bien, por lo que todos los jóvenes tenían la ilusión de ser pelotaris. Hace 20 años ganaban unos 3.000 dólares al mes cada uno y hoy, a pesar de la subida del costo de la vida, ganan 2.500 dólares, lo cual da idea de la perdida de su poder adquisitivo.
En Filipinas el frontón esta cerrado.
Existen distintas modalidades de juego. Aquí se juegan partidos a 30 o 35 tantos, pero en Estados Unidos juegan 16 jugadores por ejemplo (en la modalidad por parejas y 8 en single), y cada uno tiene un número a la espalda. En la modalidad de parejas salen dos y se queda el que gana el tanto y se colocan en la cola los que pierden el tanto, entrando una pareja nueva, y así se van rotando hasta que una pareja hace 8 tantos seguidos ganando el partido. Igual modalidad se hace de forma individual. De este modo en una sesión se juegan por ejemplo 12 quinielas (8 de parejas y 2 individuales) y los que juegan lo hacen tipo quiniela, como los caballos.
Todos los pelotaris, antes y ahora, llevan a América 8 a 10 cestas cada uno para la temporada, ya que allí no se fabrican, solamente se reparan. Por otra parte el clima tan caluroso de la zona hace que se sequen y sean más frágiles, que se rompan con más asiduidad. En los frontones de Florida se mojan las cestas para compensar el aire acondicionado que pone las cestas muy blandas, y esto hace que se rompan con más facilidad y por ello los pelotaris humedecen el castaño.
En cuanto al tema de la enseñanza de este deporte esta igualmente en decadencia. Hace 25 años había unos 45 chavales en cada escuela aprendiendo a jugar a cesta, este año hay 26 en total. Hay que comprender que el papel que hoy tiene el fútbol no lo tenía tanto hace 25 años, y por otra parte con un balón juegan 22 chavales y para jugar a la cesta cada chaval tiene que comprarse su propia cesta, y esto resulta más caro para sus padres.
La modalidad del remonte solamente se juega en Gipuzkoa y algo en Navarra (en el Euskal de Iruña), siendo principalmente en el Galarreta de Hernani, donde se juegan jueves y sábados.
Es más difícil de jugar el remonte y se requiere mucho más fuerza. En las cestas de castaño que se hacían antes para esta modalidad, los aros de la estructura eran mucho más gruesos que los de la modalidad de cesta-punta.
En esta modalidad del remonte desde hace unos 10 años ya no se hacen cestas de castaño, todas son de poliéster, ya que como se rompían más cestas que en la cesta-punta, las intendencias de los frontones exigieron a todos el uso de la cesta de poliéster que es muchísimo más resistente. Como los pelotaris tenían (y tienen) que llevar su propia herramienta, los de remonte alegaban el mucho gasto que tenían en cestos, lo cual se suprimió con la entrada de las de poliéster. Esto fue impuesto por decreto por la empresa de Galarreta. Ello no quiere decir que fuera fácil, pues al principio también había reticencias a su empleo, pero hoy ya no se hacen de castaño, todas son de poliéster que las hacen unos artesanos dedicados a ello y que tiene su taller en el mismo frontón Galarreta.
No ha entrado la cesta de poliéster en la modalidad de cesta-punta por acusársele de ser cestas mucho más duras y causar lesiones en el hombro. Lo bueno que tiene la cesta de castaño es que cimbrea, cede, lo que le permite absorber parte de los efectos del golpe de la pelota.
Actualmente no llegan a la decena los cesteros que trabajan en este oficio, haciendo cestas. En América hay algunos cesteros, pero no hacen cestas, solamente las arreglan.
Hay una luz de esperanza en el programa que han puesto en marcha las instituciones
para la recuperación de este deporte, sobre todo en Bizkaia, en donde
la Federación Bizkaiana de Pelota subvenciona a las escuelas de pelota,
pagándoles 6 a 8 cestas para los chavales de 10 a 11 años
y que no grabe en sus casas el costo de la cesta y está haciendo
una labor de promoción por escuelas e ikastolas.
Es sin duda la cesta-punta la variante más espectacular de la pelota de frontón. En consonancia, el trabajo de confección de esa herramienta deportiva resulta igualmente destacado. Miguel Ángel Arriaga, de Berriz, es un auténtico maestro en la especialidad.
El castaño es de los montes de la zona de Navarra, no así el mimbre que se trae de Salamanca o Extremadura, ya que el mimbre de nuestra zona no vale por tener muchos "arapos" (ojos en castellano). Estos mimbres crecen en los arroyos y zonas húmedas.
Con el primer armazón ya terminado, el artesano va implantado las costillas también de castaño hasta un total de seis a cada lado del eje central, de lo que resulta una estructura completa que hará de soporte al mimbre. Importante resulta que esta pieza vertebral esté perfectamente recta pues de lo contrario la cesta entera sería inutilizable. Las tres centrales, donde recibirá el mayor golpe con la pelota, las forra de una cinta autoadhesiva de nylon con tejido interior, que da mayor resistencia a las costillas.
A partir de la estructura de madera de castaño, se inicia la ardua labor de trenzado, uniendo las tiras de mimbre siempre en los costados, nunca en el centro ya que aquí es donde recibe el golpe y por ello se necesita el máximo de dureza. A base de cientos de tiras de mimbre, el cestero va tejiendo la superficie cóncava de manera que quede perfectamente uniforme y tersa.
La cesta del pelotari ha de resultar una prolongación natural de su propio brazo: como una articulación más, la cesta debe acoplarse óptimamente a la extremidad del jugador. Ello afecta no sólo al guante sino a toda la herramienta.
Con lo dicho se entenderá porqué los pelotaris procuran encargar sus cestas a profesionales de toda garantía, artesanos que conocen las preferencias e incluso caprichos de los jugadores a la hora de elegir sus instrumentos de trabajo.
Hace cestas para profesionales, para aficionados y menores para chavales, estas en tamaño según el usuario y por supuesto a precios proporcionales al tamaño, que es lo mismo al trabajo que tiene su confección.
A veces también ha vendido cestas usadas entre 12 y 90 euros, para ser objeto de adorno, pero no se fabrican expresamente para este fin.
LAS HERRAMIENTAS
Miguel Ángel usa las siguientes herramientas para hacer las cestas (ponemos el nombre tal y como él las llama):
punzón – punzoia
cuchillos – kutxillua
alicate – alikatea
metro – metroa
lápiz – arkatza
martillo – malluka
cortante – tenazak
escofina – eskofina
cristal – kristala
aguja – jostolatza
hilo – harixe
cera – argizaia
cuero – larrue
clavos - untzak
alambre – alambria
mimbre – zumia
castaño – kastaña
Como única maquina usa una pequeña lijadora eléctrica que hace las funciones de cepilladora. Con ella iguala un poco las "costillas" antes del montaje.
BIBLIOGRAFíA
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Aguirre Franco, Rafael. Deporte Rural Vasco. Editorial Txertoa. San Sebastián. 1983.
Bombín Fernández, Luis. Historia, ciencia y código del juego de pelota. Ediciones Lauro. Barcelona. 1946.
Cercadillo, Manuel. Manual completo de pelota vasca. La Gran Enciclopedia Vasca. Bilbao. 1981.
Uribarri Jaureguizar, Ignacio y Javier. El moderno juego de la pelota vasca. Caja de Ahorros Vizcaína. 1991.