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ARTESANO
Al llegar a los 16 años pasó a juveniles, pero sufría de "manos blandas", esto es, tras jugar un partido las tenía dañadas lo que le impedía seguir jugando (hasta que se curasen). Hay que darse cuenta de que las pelotas de juveniles son más duras que las que se usan en infantiles y tampoco se usaban tacos como ahora. Por ello pasó a jugar a cesta al frontón Ezkurdia de Durango. Allí continuó jugando dos años, compaginando el frontón con los estudios, pero empezar tarde en el juego de la pelota (16 años, cuando los otros empezaban con 10 o 11 años) se notaba, y eso le hizo abandonar la idea de dedicarse profesionalmente a la pelota, sueño de todos los jóvenes de la zona en esas fechas.
Tras terminar COU, no queria seguir estudiando y le dijo a su padre que deseaba dedicarse a hacer cestas, pues le gustaba el tema. Así empezó a aprender con el cestero del frontón de Durango, José Arriaga (que era de Markina, pero acudía a Durango). Con él estuvo dos meses, pero veía que no aprendía mucho. Entonces, Martín Aldekoa, de Ondarroa, que era tío suyo y que había sido pelotari de cesta e intendente en el Frontón Deportivo de Bilbao y en el de Yakarta (Manila); habló con la gerencia del frontón Jai-Alai de Gernika y así, gracias a él, empezó a ayudarle al cestero de dicho frontón, que se llamaba José Echave. Por cierto, éste inventó la cesta de 15 costillas (las normales llevan 13, con 6 a cada lado de la central, que es la única derecha y este colocaba 7 a cada lado de la central), que se dejó de hacer pues no tuvo aceptación entre los profesionales, pues aunque se rompía menos a los golpes se "desfondaba" (se alteraba) más. Tenía entonces Miguel Ángel 18 años e iba todos los días en tren de lunes a viernes hasta Gernika. Por las mañanas ensayaba y tras la ducha se dedicaba a hacer cestas, hasta la noche que volvía otra vez en tren a casa. Estaban 2 chavales más, además de Miguel Ángel, aprendiendo el oficio. Nada le pagaban, ni nada cobraba, con lo que los gastos de transporte y comida eran a cuenta de su familia.
Hoy se dedica a fabricar cestas para el juego de punta y reparar las rotas. Hay que pensar que los profesionales, tras un partido o a lo sumo con dos partidos, tienen que reparar sus cestas, pues siempre sufren mucho y rompen algunos de los mimbres, por lo que Miguel Ángel repara las cestas de sus clientes. Por otra parte los zagueros que reciben con mayor fuerza la pelota (y por ello la cesta es también algo mayor) rompen más la cesta que los delanteros y por ello a éstos normalmente hay que arreglarles la cesta después de cada partido. El precio de la reparación depende del trabajo que tenga, pero suele oscilar entre 6 a 12 euros.
Por otra parte, la gente mira más al dinero, de forma que un mismo profesional que antes usaba dos cestas nuevas cada mes, hoy cambia cada 2 o 3 meses, por lo que se venden menos cestas y se arreglan más.