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ARTESANO
Ambos artesanos estudian en la Escuela del Papel de Tolosa y entran a trabajar en fabricas de papel diferentes. Estando Juan trabajando en Barcelona conoce a la que hoy es su mujer, la cual estaba estudiando Bellas Artes. Esta le presenta el problema que no encontrar papeles adecuados para su trabajo, ya que usaba un papel que se hacía a mano en Madrid, pero que cuando se mojaban se deshacía. Esto supuso un reto para Juan que se empeñó en lograr un papel que no se deshiciera al mojarse, y se dedica al estudio a fondo del tema. Por aquellas fechas conoce a Javier, al que le propone el montar un taller para fabricar papel a mano. Estamos en 1980.
El montar este taller supuso un gran problema, ya que no encontraban nada escrito sobre el tema, por lo que fueron a ver los molinos papeleros de Capellades (Cataluña) para conocer los rudimentos de este arte. Allí conocen a una empresa que aún fabricaba pilas holandesas y le encargan una. Tenían la pila, y un local, compraron una prensa y empezaron a hacer pruebas. Todo un año les costó desde que montaron el taller hasta que consiguieron hacer papel de cierta calidad, lo cual se logra en 1983. Hay que darse cuenta que aunque el sistema teóricamente es simple: hacer el papel, prensar y dejar secar, el hacerlo de acuerdo a las necesidades del momento no era tan fácil. Antiguamente el papel era de 30 x 40 cm y papeles delgados de 100 a 12 gr/cm2, y ellos querían lograr papeles de gran formato y de 300 gramos, con lo que al ponerse colgando a secar se rompía por su propio peso. Al final idearon el secarlo pegado a otro elemento que hiciera de sustentación.
Otro problema era el encolar el papel. Había que buscar colas y estas que fueran neutras. Las papeleras de la zona trabajaban con colas ácidas (albúminas, resina de colofonia) y estas con el tiempo amarillean y no sirven para papeles que van a dedicarse a la producción artística. Fue toda una carrera de obstáculos lo que hubo que lograr.
Esta actividad la alternaban con su trabajo en la fábrica de papel, donde trabajaban solamente en los turnos de los sábados y festivos, por lo que el resto de semana trabajaban en el proyecto.
En 1990 Javier deja la fábrica y Juan en 1993 dedicándose ya de lleno a esta artesanía.
Tras tener ya un dominio de la técnica se dedicaron a buscar clientela. Para ello acudían a cuantas ferias de arte se organizaban: Granada, Madrid (Estampa), Valencia, Salamanca, y así empezaron a captar clientes de todo España.
En este momento en toda España hay 4 talleres semejantes a este, y menores en producción y de un solo artesano otros 6. Estos son locales, con pilas pequeñas y de menor producción. En total no llegarán a la docena los artesanos que fabrican manualmente papel.
Juan alterna su trabajo (desde 1990) con cursos de papel que da en diversos lugares, enfocados todos a artistas jóvenes (generalmente licenciados en Bellas Artes y especializados en el grabado), a los que se les dota de unos conocimientos básicos sobre el elemento sobre el que luego tendrán que plasmar su arte. Así periódicamente da cursos en Fuendetodos (Zaragoza), Universidad de Zaragoza, Universidad de Granada, Alcalá la Real (Jaén) y en otros lugares. Suelen ser cursos de unos 15 alumnos, y dura 5 días con 8 horas prácticas al día. Para ello lleva una "pila holandesa" pequeña de un kilo, en donde se experimenta toda clase de papel. Allí cada alumno hace papel y estampa luego su trabajo en el mismo.
Digno de señalar es la colaboración que han tenido estos artesanos en el montaje de otro taller dedicado al mismo fin en Filipinas. Por medio de Internet hace dos años recibieron un correo electrónico desde Filipinas (en español) de alguien que había visto su pagina web y que querían montar un taller de fabricación de papel en una zona deprimida. Se trataba de una ONG que había ya montado otros talleres, uno de cestería, otro de talla de madera, y otras y pedían ayuda, a los que se les contestó ofreciéndoles ayuda. A los pocos meses se pone de nuevo en contacto en ellos Agustín Maíz, que era un misionero de Ondarroa (Bizkaia) y fue el que había mandado el primer correo. Estaba pasando unos meses de descanso en su tierra antes de volver. En las diversas entrevistas personales se concretan los datos, que luego continúan por Internet.
El caso es que el taller de Filipinas está ya trabajando y produciendo un buen papel artesanal a base de una planta local el gampi, Lo fabrican en diez colores distintos. Actualmente el taller es ya propiedad de los trabajadores y gracias a él están sacando un sueldo digno los artesanos filipinos. Trabajan 3 trabajadores y una directora.
Llegados a este punto nuestros artesanos Juan y Javier, no sólo han colaborado en la instalación del taller, sino que colaboran con esta ONG como sus representantes, ofreciendo este papel a todos sus clientes y que tiene la calidad y garantía de ellos. Para ello han realizado un pedido fuerte de papel (que les han pagado ya) y que esperan ir vendiéndolo sin dificultad.