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INTRODUCCIÓN
Pocos
pueblos poseen tanta inclinación como el vasco a convertir en apuesta
de cualquier confrontación, sea de habilidad, de inteligencia o de
fuerza. Desde niños, a la menor discrepancia, los escolares se encaran
con la frase "¿Cuánto te apuestas?" en prueba de
desafío. Y es que por medio de la apuesta, el juego y el deporte
se abren a la participación: todos, de una u otra manera, se sienten
implicados en el envite.
Así nacieron la mayoría de los deportes rurales vascos ("herri-kirolak"): dos o varios vecinos apostaban cierta cantidad por ver quién cortaba más troncos ("aizkolaris" a golpe de hacha, o "tronzalaris" con sierra), levantaba piedras más pesadas ("harrijasotzailes"), segaba mayor extensión de yerba ("segalaris"), quién arrastraba más rápidamente piedras con sus bueyes ("idi-probak") o con su propio su esfuerzo ("gizon-proba"), o portaba pesas de un punto a otro ("txingalaris")... Juegos todos ellos de evidente origen rural y, por ende, individuales, que gozan de gran popularidad. La mayoría de las fiestas y ferias de pueblos y ciudades proponen pruebas de este tipo, y en cualquier momento del año se dirimen apasionantes desafíos entre "aizkolaris" y entre "harrijasotzailes" que desde semanas antes merecen la atención de los medios de comunicación y de la opinión pública.
