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HISTORIA
En las excavaciones de la ciudad de Babilonia se ha encontrado unos cilindros de arcilla con un material jabonoso que se supone fue jabón. Tenemos pues el primer dato sobre el jabón en el 2.800 a.C. Se sabe que lo confeccionaban hirviendo grasas con ceniza. También lo conocían los sumerios, egipcios, hebreos y fenicios (que se supone fueron los que lo introdujeron en Europa, hacia el 600 a.C.)
El historiador romano Plinio en el I. d.C. habla del jabón, así como el médico Galeno en el II. d.C.
Durante la Edad Media dado su alto precio, el jabón sólo estaba en manos (nunca mejor dicho) de la sociedad pudiente.
En el siglo VII había un numeroso grupo de artesanos fabricantes de jabones, tanto en España como en Italia. Fue aquí, en la ciudad de Savona, en donde se supone se empezó a elaborar jabón partiendo del aceite de oliva. También se hacía este tipo de jabón en España, siendo conocido como “jabón de Castilla”. Se usaba el aceite de oliva y sosa natural que se obtenía de las cenizas de las algas marinas.
En Marsella en el siglo XV se usaba para elaborar el jabón polvo de huesos (ricos en potasio) y grasas vegetales.
Fue en el siglo XIX cuando el uso del jabón se extiende a las capas populares de occidente.
Durante la 2ª Guerra Mundial los americanos para sus marines del Pacífico, inventan un jabón que podía utilizarse con agua de mar. Así nace el jabón dermatológico que es el menos agresivo de los jabones.
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