Argazkia
Juan Cruz Gutiérrez
Restaurador de relojes
2007  /  12  /  21 - 2008 / 01 / 11
Autor:  Antxon AGUIRRE SORONDO
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HISTORIA

En el capítulo dedicado a Luis Aramburu, hicimos un somero repaso a la historia del reloj, que no vamos a repetir, y al que remitimos al lector interesado.

Quizás completaremos lo antedicho con algunos datos referentes al País Vasco.

Aunque los relojes se ubicaban en las torres de las iglesias, solían ser los ayuntamientos los que se hacían cargo de su mantenimiento. En Orio, desde la segunda mitad del siglo XVI y hasta entrado el XVII, una saga de relojeros elgoibartarras, los Marigorta, custodiaban la puntualidad del ingenio. Primero fue Pedro de Marigorta, desde 1566 si no antes, y más tarde auxiliado por su hijo del mismo nombre.

En 1602, en el “nuevo campanario realizado en la parroquia” de Orio, se repuso el reloj que Pedro de Marigorta, hijo, había llevado a arreglar a su taller. Da una garantía de ocho años, durante los cuales se ocupará de su mantenimiento por un ducado al año. Cuando tenga que acudir a Orio será a cuenta del Ayuntamiento comida, cama y gastos de cabalgadura, “según costumbre”.

En Hernani en 1628 se le abonan 132 rs. al cerrajero Juanes de Lecumberri por cuidar del reloj de la casa consistorial y otros 7 más por limpiar las armas. A veces sucedía que nadie aceptaba ambas tareas y había que adjudicarlas separadamente, como de hecho ocurrió en 1632.

Para comienzos de 1700, la parroquia de Getaria contaba con un reloj mecánico, como se demuestra por el contrato de fecha 6 de enero por el que el maestro herrero Lucas de Zelossiáin se compromete a arreglarlo por 50 reales, corriendo además con su mantenimiento en los dos próximos años.

El Concejo de Astigarraga en 1710 contrata a Francisco de Aguirre, «maestro relojero» de Hernani, para que se ocupara durante seis años del mantenimiento del reloj (los arreglos graves serían por cuenta del concejo), mientras que el vecino Gabriel de Arrieta le daría cuerda siempre que fuera menester. Dado que por esas fechas se terminó de arreglar la torre, después de los daños causados por un rayo, suponemos que fue entonces cuando se colocó el reloj parroquial.

En Legorreta desde 1755 la mitad del sueldo del encargado del reloj lo pagaba el concejo y la otra mitad la iglesia.

Otros afamados relojeros han sido los Yeregui de Zumaia y los Murúa de Vitoria.

Como se puede apreciar ya desde el siglo XVI (por lo menos) nuestros pueblos se dotaron de relojes, generalmente en la torre de la iglesia parroquial y también en la Casa Concejil o Ayuntamiento.

También es de destacar que son maestros relojeros de la zona los que los fabrican.

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