Historia

La Real Academia Española de la Lengua define como sastre (del latín sartor): “persona que tiene por oficio cortar y coser vestidos, principalmente de hombre.”

Normalmente los sastres se dedicaban a realizar chaquetas y pantalones de varón, algo de niños y algo de mujer, aunque esto último no todos.

Las modistas hacían ropa para mujeres y niños.

La ropa de hombre es distinta a lo de la mujer. La ropa de hombres es más recia, y tradicionalmente el hombre está acostumbrado a tener las manos libres, por lo que tiene que tener bolsillos para llevar las cosas. Por otra parte la línea masculina es menos cambiante, más tradicional que la ropa de mujer que gusta mucho del cambio, tanto en modelos, colores y telas.

En la ficha antes señalada del sastre Negrillo decíamos, que si bien empleamos el nombre genérico de sastre para designar al creador de prendas (de hombre) de vestir a la medida, en realidad dicha denominación engloba a varios oficios o especialidades:

  • El cortador , encargado de medir, dibujar y cortar.
  • El piecero o “sastre de silla”, a quien se le dan las prendas y las une, generalmente en una primera fase hilvanadas solamente para hacer la “primera prueba”, tras lo cual se le retorna para que la cosa de forma definitiva.
  • La pantalonera, especializado en pantalones.
  • Los chalequeros responsables de hacer lo propio con los chalecos.
  • Había incluso la gabardinera, especializada en el cosido de las partes que forman una garbardina.

Por lo general, el sastre que recibe el encargo distribuye algunas tareas entre estos oficios auxiliares, que generalmente han sido mujeres, que trabajaban en sus casas.

Por otra parte dentro del gremio se establecen también sus propias categorías. Así al entrar era aprendiz, luego ayudante, con el tiempo pasas a segundo oficial, luego a primer oficial y por fin a maestro.

Aún hacia 1960 había unos 400 sastres solamente en la provincia de Gipuzkoa, de ellos un centenar en San Sebastián. Hoy serán unos diez sastre los que hay en toda la provincia y solamente tres comercios de sastrería en San Sebastián: el de Antonio Pascual en la calle San Martín n.º 4, Iñaki Aizarna, en la calle Fermín Calbetón n.º 48 y los Cortés.

La primera crisis del sector lo da con el “prét-à-porter”, hacia los años setenta y el golpe de gracia se produce con el moderno informalismo. Como dato curioso en los años veinte la gente iba vestida a la playa, incluso con traje y sombrero.

Y es que la sociedad ha cambiado mucho en su forma de vestir. El Festival de Cine de San Sebastián, por ejemplo ha perdido todo su glamour en el vestir. Antaño los Cortés hacían todos los años 4 o 5 esmóquines, mientras que hoy la gente viste de forma informal, incluso los propios directores salen a veces al escenario con vaqueros.

Actualmente se está volviendo a una mayor seriedad en la ropa de vestir en ceremonias y negocios.

Precios

Según Luis Mari la sastrería a medida no es cara, ya que sus prendan duran muchísimos años.

Un traje puede costar a partir de los 1.000 euros, dependiendo del trabajo que tenga, y sobre todo de la tela elegida.

Luís María Cortés
Sastre

Antxon AGUIRRE SORONDO

SASTRERÍA CORTÉS
C / Hernani, 13
20004 SAN SEBASTIAN
Tef. 943 424 681
Mail: cortessastres@euskalnet.net
Horario: (l-V): 9,00 – 13,00 / 16,00 – 20,00 h.
(S): 9,00 – 13,00 / 17,00 – 20,00 h.

Introducción

Aunque han sido varias las fichas que hemos dedicado a “artesanos de la aguja”, solamente en una ocasión hemos traído a esta sección la de un sastre al modo tradicional, José Negrillo Maeztu, de Irun (EUSKONEWS n.º 275). En el resto de ocasiones han sido personas dedicadas a los trajes populares, modistas, etc.

Hoy hablaremos de una autentica saga de sastres, los Cortés, de San Sebastián, cuatro generaciones ininterrumpidas dedicadas a la sastrería.

Los artesanos

Luis María Cortés Busselo, nace en San Sebastián el 17 de octubre de 1940. Estudia en el colegio del Sagrado Corazón, a la vez que solfeo y termina la carrera de piano.

Su abuelo Emiliano Cortés nace en Vitoria y la familia le mete interno en el seminario. Aquello no le gustaba por lo que una noche se escapa por una ventana, con tan mala suerte que al salir se rompe un pie. Por ocultarlo y hacer una mala cura de ello se produjo una cojera permanente. Y como decía el refrán popular: “peluqueros, zapateros y sastres, oficios de cojos”, pues tienen las manos perfectas y en su trabajo no necesitan desplazarse.

Entra Emiliano a estudiar corte en el colegio de los Salesianos y posteriormente se establece como sastre en un piso de Urretxu en Gipuzkoa. Casa y enviuda, quedando una chica de su primer matrimonio, tras lo cual vuelve a casarse esta vez con Dolores Garicano Garmendia, de Legorreta, con la que tiene 7 hijos, de ellos dos chicos: Simón y José.

Posteriormente Emiliano se traslada a Pasaia Antxo (Gipuzkoa), en donde continúa con el oficio su hijo Simón Cortés Garicano.

José Cortés Garicano (padre de nuestro artesano) nació el 20 de agosto de 1903 y se dedicó toda la vida a la sastrería, oficio que había aprendido con su padre. Monta su primer taller en la calle Getaria, 5-5º de San Sebastián, y posteriormente en la calle Hernani, 5-1º, en el local donde anteriormente estaba una casa francesa de sastrería: Almacenes El Louvre, en donde trabajó el que luego sería famoso sastre Cristóbal Balenciaga.

José se casa y tiene 4 hijos, de ellos 2 chicos: Javier, el mayor y Luis Mari. Javier trabajaba con su padre, pero muere con 33 años, por lo que el segundo hijo Luis Mari Cortés Busselo entra a ayudar a su padre en el oficio a los 14 años.

En 1954 montan la tienda-taller actual en la calle Hernani, 13 bajo. Los sastres de piso trabajaban generalmente con tela que llevaba el cliente. La idea de montar la tienda fue la de vendar también tela para sus clientes y para otros sastres.

Muere su padre José Cortés Garicano en 1979.

Luis Mari Cortés Busselo casa con María Teresa Lavaud González y tienen 5 hijos, 4 chicos y una chica, Amaia. De todos ellos es Alejandro, Álex, quien continúa en la actualidad con la sastrería, siendo por lo tanto la cuarta generación de sastres de la familia Cortés.

Nace Álex en 1968 y tras estudiar en los Marianistas entra en la Facultad de Derecho, dedicándose posteriormente al comercio. Ante la situación laboral, en el 2001 empieza a trabajar con su padre. Casa con Mari Paz Errasti y tiene un niño: Iker, que tiene en la actualidad dos años.

La Federación Mercantil de Gipuzkoa otorgó un diploma a la Sastrería Cortés, en reconocimiento por su trayectoria profesional.

Actualmente trabajan en la sastrería: Luis Mari Cortés, su hijo Álex y Alberto Arguiñaniz.

Productos

Confeccionan ropa para caballeros, principalmente trajes, pantalones, chaqués, esmóquines, pero también uniformes y sotanas.

Tienen más de 5.000 muestras de telas, la mayoría de la prestigiosa casa Gorina de Sabadell, que las importa de Inglaterra.

También hacen camisas a medida y venden zapatos artesanales, hechos a mano artesanalmente, corbatas, y cinturones.

Confeccionan trajes para bodas, ceremonias o incluso fiestas.

Confeccionan los fracs de la Orquesta Sinfónica de Euskadi y gran cantidad de sotanas que incluso se mandan a África y América. Recientemente han realizado una en blanco para Camerún.

El 25 % de su cliente es francesa, ya que un mismo traje cuesta en París tres veces más que en Donostia.

Nos cuenta con gracia Luis Mari como una vez fue llamado por Abdalá Bin Abdelaziz al Saud, actual monarca de Arabia Saudita, cuando en 1988 se había hospedado con su séquito en el Hotel du Palais de Biarritz, le pidió que fuera a su hotel pues quería hacerse diversas prendas. Empezó eligiendo diversas telas y quedaron que el siguiente año le tomarían medidas para hacerse la ropa, pero estalló la Guerra del Golfo y no volvió más.

Generalizando, comenta nuestro artesano, que los gustos de la clientela han variado mucho. Hoy la gente prefiere la “cantidad” que la “calidad”, pero sus clientes buscan una prenda única, hecha a mano y que le siente mejor que lo que se fabrica en serie, sin importarle el precio. Sabe que lleva un traje de calidad y que no va a ver otro igual. “Nosotros cuando usamos una tela para un cliente ya no hacemos otro traje con esa misma tela, salvo que sea para una persona de Madrid, Sevilla o París”, nos comenta Luis Mari.

Por otra parte el sastre siempre deja lo que se llama “ensanches” esto es, márgenes que posibilitan en un momento determinado ensanchar, ampliar la prenda, cosa que no es posible en el “prét-à-porter”.

Procesos

La materia prima: la tela

Las telas con las que antaño se trabajaban eran “puras”, sin mezclas. Se usaba generalmente la tela de lana y las de algodón. Para los forros se usaba una especial de baja calidad y más económica que llamaban “viscosa” (seda artificial fabricada a base de fibra de celulosa e hilado de rayón).

Hacia 1960 entró el poliéster, el “ter-gal”, muy usado principalmente en los pantalones pues tenía la particularidad de mantener muy bien las rayas del pantalón. Las chaquetas se siguen haciendo de pura lana.

La más usual es el tergal mezclado con lana, esta en diversas proporciones, siendo muy usual el 40 % de tergal y el 60 % de lana, aunque las hay en otras proporciones, (30 % - 70 %, y otras) según se desea sea la tela más de verano o de invierno.

También se usa la pura lana, el algodón (por ejemplo para pantalones, como los típicos “mil rayas”).

Las telas la pone la Sastrería Cortés, incluso venden telas a otros sastres.

La fabricación

En líneas generales podemos establecer el siguiente esquema simplificado para la realización de una prenda:

Cuando el cliente acude a la tienda e indica qué quiere que se le haga; se le muestran diversas telas para que elija el color, la textura, el grosos, etc.

A continuación se le toman las medidas. Muchas veces ello no es necesario ya que de los clientes asiduos guardan sus patrones. Quizás en algunas ocasiones hay que cambiar algo, por anchura, o de largo, por ejemplo.

Como hemos dicho, si no se tiene se hacen los patrones en papel y luego se usa para marcar en la tela las diversas piezas que hay que cortar. Para ello se auxilia del “jaboncillo de sastre”.

Tras cortar las piezas (partes de la prenda) pasa a manos del “piecero” o “piecera” y una vez hilvanadas se procede a realizar la primera prueba con el cliente, si es necesario, por supuesto, pues en muchos casos con clientes asiduos ello no es preciso.

Tras el “afinado”, que es ajustar y hacer en la prenda las modificaciones o retoques que se han visto al hacer la prueba, se monta de nuevo y normalmente se procede al cosido final.

A veces se realiza una segunda prueba, según el tipo de prenda, y una vez cosida, rematada y planchada se entrega al cliente.

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