Se han encontrado pruebas que demuestran que el hombre del neolítico usaba conchas marinas para llevarse a la boca los líquidos. El uso de la moderna cuchara de boca ancha y mango se generalizó en Egipto, como lo demuestra su presencia en los ajuares funerarios. Las tenemos de marfil, de cuerno, de piedra, madera, etc. con preciosas tallas y dibujos en los mangos. En Tebas por ejemplo, se han encontrado algunas con la imagen de la diosa Isis. En el templo de Salomón (Siglo X a.C.) usaban cucharas de oro. Los griegos las usaron de oro, plata, marfil y el pueblo las de madera.
En la Edad Media entre la gente popular no era usual la cuchara (y más raro el tenedor), pues se comía con las manos. Solamente los pudientes y los nobles gustaban de tener cucharas de plata.
En nuestra zona hasta prácticamente hace cien años la norma era colocar el recipiente con la comida en el centro de la mesa y todos comían con las manos, con la ayuda del pan.
En uso de la cuchara se hizo general a comienzos del siglo XX, primero las de madera y solamente en tiempos modernos, con las metálicas, también lo hace el tenedor, y ello para ser usado en la grandes fiestas, o cuando había convidados importantes en la casa.
· Cucharas: 3, 4, 6, 8, 10, etc.
· Tenedores desde 6 €.
· Espátulas desde 6 €.
· Batidores desde 10 €.
· Martillos desde 10 €.
· Bastones: 5, 10 y 17 €.
· Etc.
Antxon AGUIRRE SORONDO
Félix Barcina Valle
Larragain kalea, 6-2º D.
20500 ARRASATE-MONDRAGÓN
Tef. 943 79 86 28
En dos ocasiones anteriores hemos hablado en esta sección de artesanos que fabricaban cucharas. Así lo hicimos con Miguel Arroz (EUSKONEWS n.º 201) y con Santiago Oteiza (EUSKONEWS n.º 293). En la ficha del primer artesano hablamos de lo que don José Miguel de Barandiarán publicó sobre las cucharas de madera de boj, incluso algunos versos que encontramos a ellas dedicadas, a los que remitimos al lector interesado en este tema.
Nace nuestro artesano en el pueblo de Llanos de Bureta (Burgos) en 1939, aunque se cría en Hoz de Valdivieso, en la misma provincia. Su padre fue José María Barcina Alonso, fallecido en 1980 con ochenta y tantos años, pastor, al igual que lo fue su abuelo. Ellos también hacían cucharas de madera de boj.
Su padre solía acudir todos los años el Domingo de Ramos a Burgos y llevaba una gruesa (12 docenas, esto es 144 cucharas) para vender. Con el importe compraba una “jata” (ternera de unos 3 meses) para aumentar el ganado de la familia. También hacía tenedores, pero pocos.
Con solamente 8 años empieza a trabajar nuestro artesano de pastor con su padre, con el que aprende también la artesanía de la madera.
Hacia 1957 por una normativa de Franco se empiezan a repoblar con pinos resineros los montes de la Diputación de Burgos, que es donde ellos tenían el ganado, por lo que tienen que dejar el oficio al quedarse sin pastos. Félix emigra a trabajar a Arrasate-Mondragón (Gipuzkoa). Tenía 18 años y aquí le enseñan el oficio de soldador.
Cuando tiene 24 años se casa en Arrasate con una paisana suya, Felipa Cano (fallecida en el 2008) con la que tienen 2 chicas y un chico, a los que ha dado “estudios”. Tiene ahora 2 nietas y un nieto.
En 1997 cuando cuenta con 58 años a causa de la regulación laboral le pre-jubilan. A partir de esa fecha empieza a acudir a las ferias de artesanía.
Suelen acudir a su casa algunos alumnos del Politécnico que están 3 días trabajando con él.
Acude a ferias, incluso a medievales de la zona: Gipuzkoa, Bizkaia, La Rioja, etc.
En el año 2001 le conceden el Premio al mejor stand en la Feria de Artesanía de Errenteria (Gipuzkoa).
Me cuenta con orgullo Félix como sus hijos Bego y Félix (que vende productos micológicos en los mercados), al igual que nieta mayor Leire están intentado aprender a trabajar la madera de boj.
Aunque lo que más fabrica son cucharas, también hace tenedores, espátulas, paletas, batidores, morteros, martillos para ablandar la carne y romper nueces, bastones, kaikus, hasta castañuelas, pequeños y preciosos hongos en madera y otros elementos, todos en boj.
A veces usa también otras maderas para los bastones: fresno, avellano, acebo, etc.
Vende en las ferias, pero también recibe muchos encargos de restaurantes, bares, sociedades, etc.
En el Hotel Ojeda de Burgos celebran todos los años una comida a base de sopas de ajo, para lo que se da a cada comensal una de sus cucharas, que se las llevan a sus casa.
¿Qué es el boj? El boj (buxus sempervirens L.) es un arbusto de uno a dos metros de altura. Tiene una madera muy dura y queda muy bonita pulida, además de que no destiñe, no mancha en las manos cuando esta mojada. Se encuentra de forma abundante en el Pirineo y el Cantábrico.
Antaño iba él mismo hasta los montes de Burgos a cortar la madera, hoy se la guardan los amigos.
El corte se ha de hacer entre el 15 de agosto hasta Navidades, preferiblemente en días claros y secos. Si ha llovido hay que esperar a que se seque, ya que la mata de boj chupa mucha agua. Cuando lo cortan, las autoridades les obligan a hacerlo con sierra y desde la base, sin que quede nada de tocón, ya que este es un peligro, pues los animales se tropiezan en ellos y se dañan las patas.
Luego los palos los tiene en su huerta durante 6 meses para que se sequen, pero lo tienen que hacer poco a poco, por ello en días de calor los rocía con un poco de agua.
Pasado este tiempo los cuece. Para ello hace una hoguera en la huerta y mete los palos en un tubo en agua hervida. Una vez cocidos se cortan en la sierra y se trabajan. Para el corte dispone de una serie de plantillas.
A continuación se procede a trabajar cada una de las piezas. Para ello cuenta con una serie pequeña de herramientas, siendo la principal las navajas de afeitar, además de: sierra, escofina, limas, cuchillas, hacha, tornillo de banco, taladro eléctrico, piedra de esmeril para afilado de herramientas, lápiz, lijas, y poco más.
Como el trabajo se hace con la madera en verde (esto es aún sin que se seque del todo) para evitar que se tuerzan los dientes de los tenedores mete en ellos unas cuñitas hasta que se sequen. “El boj es muy rebelde” comenta Félix.
Antaño tenía un pequeño taller en el bajo de la casa, pero ahora trabaja en el ático que tiene sobre su vivienda, en donde entra abundante luz.
Nunca barniza sus piezas, que van todas en su color natural. Solamente a veces las oscurece un poco tostando la madera en el horno.
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