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Jone Alaitz URIARTE IRIARTE
Si hoy también cierro los ojos, recuerdo las fachadas de estos dos caseríos, uno pintado de color blanco y otro, en cambio, de color rojo. Los caseríos se encuentran uno cerca del otro y sus viejos tejados se mezclan con el verde de la zona. En la parte trasera, escondido detrás de las débiles nubes de otoño, se encuentra la cima del monte que los mondragoneses tantas veces levantando la mirada nos encontramos de frente. Pero, sobre todo, recuerdo los diferentes verdes de este cuadro, son numerosos, y aquel puente de piedra, que mirando desde lo alto la fuerte corriente de agua que llega desde Aramaio nos muestra el encanto de reflejarse en sus aguas. Año tras año este lugar idílico de Garagartza ha estado presente en nuestro hogar, como si fuera un paisaje que pueda contemplarse desde una ventana, pintado con la pincelada más fiel de Julio Galarta.
En la obra de Galarta sobre todo subrayaría la habilidad que tenía para pintar los rincones y lugares que son tan conocidos en nuestra zona. A través de sus óleos, Galarta convertía las calles y rincones que tan estimadas resultan en nuestra vida cotidiana en postales agradables a la vista de los ojos. Los cantones de Zurgin o bien Kanpantorre, Arbolapeta, la calle Olarte... son incontables las posibilidades que el pintor nos ofrecía para ver reflejados en sus cuadros los rincones de nuestro municipio. Se puede decir que sus pinturas comparten el mismo estilo, es decir, que el estilo de este artista procede de la perfecta combinación que realizaba en la paleta y por su cuidada y firme pincelada. La obra de Galarta nos da tranquilidad y sosiego.
La paleta de color del artista es abundante: Utiliza azules y blancos cuando trabaja temas vascos, y una paleta más cálida cuando pretende pintar tierras de la Rioja y de la provincia de Álava. Sin embargo, en sus pinturas siempre hay un sitio para todos los colores: La ropa recientemente lavada que cuelga de los balcones, miradores rojos vistos a lo lejos, flores y árboles en primavera, las frías aguas de Ullibarri-Ganboa con miles de reflejos... en estos detalles sobresale el ojo paciente y sensible de Galarta.
Conocemos a Galarta sobre todo como pintor de paisajes, puesto que fue hábil pintando los verdes paisajes del País Vasco. Supo distinguir las numerosas tonalidades que presenta el paisaje de nuestros alrededores, pintando en sus lienzos docenas de verdes diferentes, como si llevara las pequeñas porciones de este paisaje a sus cuadros. Galarta con cada pincelada llegaba a donde quería llegar, en sus obras nada sobra nada falta. La realidad es la misma pero que, tras conocer la paleta de colores de Galarta, se convierte en una obra maestra. Si bien tiene bodegones, marinas y retratos, sobresale en los paisajes, ya que cuadro tras cuadro demuestra que es un auténtico maestro pintando bosques y praderas, calles y barrios de nuestra zona.
Quizás Galarta es un maestro que no ha sido muy conocido, a veces no sabemos valorar en su medida lo que tenemos cerca en casa. No obstante, creo que deberíamos saber dónde mostrar la obra de este artista, en un museo, en un salón y en las casas de cultura. El mejor homenaje que podemos brindar a Julio Galarta es mostrar su abundante obra en todas partes. Por ejemplo investigar, difundir y propagar su obra, puesto que la obra realizada por Galarta es una obra que presenta un gran valor en sí mismo. A ver si próximamente podemos encontrar su nombre en los museos y catálogos de arte de Gipuzkoa.
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