Pedro GORROTXATEGI GORROTXATEGI, Pediatra de Atención Primaria
La Agencia Española para los Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y el Ministerio de Sanidad decidieron hace unos meses cambiar la situación de la vacuna contra la varicela, que estaba disponible en las oficinas de farmacia, restringiéndola a su uso en los centros hospitalarios.
Desde la Asociación Española de Pediatría se recomienda la vacunación a los 12 meses y dos años con el fin de que los niños no pasen la enfermedad y evitar las complicaciones que la misma puede acarrear. En un estudio realizado en Gipuzkoa en niños menores de 15 años la incidencia anual de ingresos hospitalarios por varicela complicada había sido 13 casos por cada 100.000 menores de 15 años, y en el 95% de estos casos no había factores de riesgo.
Desde la AEMPS y del Ministerio se indica la vacunación a los 12 años (en Euskadi a los 10 años) para evitar el contagio del 10% de niños que a esa edad no la han pasado todavía (el 90% ya la han pasado para esa edad), dado que las complicaciones en la edad adulta son mayores e igualmente está indicada en grupos de riesgo.
Pero independientemente de la conveniencia o no de esa decisión del Ministerio sobre la que algunas asociaciones médicas están a favor, como la Red Española de Atención Primaria y otras en contra, como la Asociación Española de Pediatría y la Asociación de Vacunología, se da una situación, con la restricción al ámbito hospitalario de la vacuna que puede avocar a la privatización de la misma.
Desde la Asociación Española de Pediatría se recomienda la vacunación a los 12 meses y dos años con el fin de que los niños no pasen la varicela.
Foto: CC BY - iavi
Así lo denunciaba el mes de julio, la Federación de Asociaciones para la defensa de la Sanidad Pública que indicó que los hospitales privados se están convirtiendo en la vía de salida de la vacunación frente a la varicela. En su nota dicen que “en numerosos centros privados están realizando la vacunación de la varicela”.
Y nos preguntaremos, ¿y esto cómo puede ser? Si se restringe a los centros hospitalarios es igual sean públicos o privados —podemos pensar— pero no es así.
Los centros sanitarios privados tienen consultas externas que funcionan exactamente igual que un centro de salud o un ambulatorio. Los pediatras de esos centros que recomiendan la vacunación, siguiendo las pautas de la Asociación Española de Pediatría, la pueden poner, en cambio los pediatras de atención primaria de los centros públicos no. Es una perversión que beneficia a las instituciones privadas, que además de cobrar lo que cueste la vacuna, dichas instituciones cobran una consulta, con lo que las personas con menos recursos económicos tienen un acceso más difícil a la misma.
En la Comunidad Valenciana se llegó a tener una demora de 2 meses en las citas para poner la vacuna de varicela dada la avalancha de padres que solicitaban cita.
Últimamente el Ministerio y la Agencia Española del Medicamento están controlando más la dispensación de vacunas contra la varicela en hospitales privados.
Algunos pueden decir: “Bueno, es que esta enfermedad no es excesivamente grave...”
Pues en agosto se ha dado otra vuelta de tuerca. Se ha comercializado una vacuna nueva para una enfermedad muy grave con alta mortalidad, para el Meningococo del grupo B, que hasta ahora no estaba disponible y dicha vacuna se aprueba también como de uso hospitalario, con lo que se repite el caso de la vacuna de la varicela con el agravante de que esta enfermedad tiene una mortalidad muy elevada, entre el 10 y 14% de los casos y presentan secuelas neurológicas entre el 8 y 20% de los que sobreviven.
En un reciente trabajo, en el que tuve el gusto de colaborar, se afirma que: la enfermedad meningocócica es una infección grave causada por Neisseriameningitidis, cuyo serogrupo predominante actualmente es el B, para el que ha sido complejo crear vacunas efectivas y esta vacuna, que se estima que cubrirá entre el 70 y el 80% de las cepas circulantes en Europa, por el momento, es la única estrategia disponible para prevenir la enfermedad meningocócica por el serogrupo B.
Si una vacuna es de uso hospitalario, el Ministerio de Sanidad debe exigir los mismos controles a los hospitales privados que a los públicos para su dispensación.
Foto: CC BY - Carlos Reusser Monsalvez
El uso hospitalario sería adecuado si la mayoría de las personas que padecen la infección tuvieran alguna enfermedad de base pero no es así. Tal como afirma el Comité de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, más del 95 % de las personas que padecen esta enfermedad son previamente sanas, sin ningún factor de riesgo y dada su elevada mortalidad y secuelas, consideran que la decisión del Ministerio es aberrante porque se va a privar a la población residente en España de la única arma frente a esta enfermedad a día de hoy, siendo el único país europeo que no va a tener la vacuna en las farmacias de la comunidad.
Como conclusiones se podría afirmar:
1- Si una vacuna es de uso hospitalario, el Ministerio de Sanidad debe exigir los mismos controles a los hospitales privados que a los públicos para su dispensación y realizar unas indicaciones claras de cuando se puede dispensar y cuando no. Ya lo está haciendo en el caso de la vacuna contra la varicela pero no siempre lo hace.
2- Una infección que no tiene factores de riesgo específicos y que afecta mayoritariamente a niños sanos no debería ser de uso hospitalario.
3- Existe una perversión en el uso de la vacuna de la varicela, que se puede repetir en la del meningococo B de forma que los padres con recursos económicos pueden vacunar a sus niños y los que no los tienen no.
4- La existencia de vacunas fuera de financiación ya es un agravio a las familias con menos recursos, agravio que se incrementa al poner la vacuna como de uso hospitalario porque esto hace que los padres tengan que pagar además de la vacuna la consulta del pediatra privado.
Esperemos que el Ministerio rectifique, deje estas dos vacunas como de uso en la comunidad y no cierre el acceso de estas vacunas a la población general.
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