Mabel MARIJUÁN ANGULO
Ante esta amplia pregunta hay tres aspectos a destacar: ¿todo vale en relación al objeto y al objetivo de la investigación?, ¿todo vale respecto al material con el que se investiga?, ¿todo vale como científico?
Cuando se habla de ética en la investigación científica tendemos a remitirnos a alguno de los ámbitos de esas preguntas. Así habrá quien piense en los bienes y males para la humanidad que ha producido y puede producir la aplicación del conocimiento científico. Otros se centrarán en los usos y abusos causados a los seres humanos como sujetos de investigación o en los perjuicios causados a los animales o al medioambiente. También habrá quien identifique las cuestiones éticamente problemáticas en ciencia con la denominada mala conducta científica. Sin pretender agotar este amplio espacio de reflexión, planteo el análisis desde la perspectiva de la propia pregunta o lo que es lo mismo: ¿qué preguntamos con ese “todo vale”?.
Como introducción a esa visión más general, adjunto tres textos sencillos y claros en la certeza de que estas reflexiones, elaboradas por expertos, nos permitirán situarnos en el debate.
“EL CIENTIFICO EN LA SOCIEDAD. Los científicos tienen responsabilidades adicionales para con la sociedad. Al mismo tiempo que conducen la investigación más fundamental, han de saber que su trabajo puede tener finalmente un gran impacto en sociedad. La construcción de la bomba atómica y el desarrollo de la recombinación del ADN son eventos que se desarrollaron a partir de la investigación básica en el núcleo del átomo y de ciertas enzimas bacterianas. Son dos ejemplos de cómo áreas aparentemente arcanas de la ciencia pueden tener tremendas consecuencias sociales.
La ocurrencia y las consecuencias de los descubrimientos en la investigación básica son casi imposibles de prever. No obstante, la comunidad científica debe reconocer el potencial de tales descubrimientos y prepararse para manejar las preguntas que éstos originan. Si los científicos ven que sus descubrimientos tienen implicaciones para algunos aspectos importantes de los asuntos públicos, tienen la responsabilidad de llamar la atención acerca de dichos asuntos públicos que se verán involucrados. Pueden crear un foro público accesible que involucre expertos con perspectivas diferentes del asunto. Pueden tratar de desarrollar un consenso general de juicio informado que se puede divulgar entre el público. Un buen ejemplo es la respuesta de los biólogos al desarrollo de las tecnologías de recombinación del ADN, primero exigiendo una moratoria temporal en la investigación, y después ayudando a elaborar un mecanismo regulatorio para garantizar su seguridad.
El punto importante es que la ciencia y la tecnología se han vuelto de tal manera parte integral de la sociedad, que los científicos ya no pueden aislarse de las preocupaciones de la sociedad. Casi la mitad de las cuestiones que llegan al Congreso tienen un componente científico o tecnológico. Cada vez se llama más a los científicos para contribuir en la política pública y en la comprensión pública de la ciencia. Los científicos juegan un papel importante en educar a los no científicos acerca de los contenidos y de los procesos de la ciencia. Para cumplir estas responsabilidades, los científicos han de tomarse tiempo para explicar el conocimiento científico a la sociedad de tal manera que los ciudadanos pueden tomar decisiones informadas sobre la pertinencia de la investigación. A veces, los investigadores se reservan este derecho, considerando a los no expertos inhábiles para hacer tales juicios. Pero la ciencia ofrece una mirada importante a la experiencia humana. Los científicos mientras mantienen alto el honor de su profesión, deben evitar colocar el conocimiento científico en un pedestal por encima del conocimiento obtenido por otros medios. Muchos científicos disfrutan trabajando con el público. Otros ven esta obligación como una distracción del trabajo que les gusta hacer. Pero la preocupación y el compromiso con los usos más amplios del conocimiento científico son esenciales si los científicos quieren retener la confianza de la ciudadanía. La investigación ha cambiado en la medida en que la ciencia se ha integrado cada vez más en la vida cotidiana. Pero los valores centrales en los que se basa esta empresa: honestidad, escepticismo, limpieza, camaradería, franqueza, permanecen inalterados. Estos valores han ayudado a una investigación con una productividad y una creatividad sin precedentes. En la medida en que esos valores permanezcan fuertes, la ciencia y la sociedad a la que ésta sirva prosperará.” Ser científico: La conducta responsable en la investigación. Comité de Ciencia, Ingeniería y Política Pública. Washington, D.C. 1995, págs. 26-27
Los científicos tienen responsabilidades adicionales para con la sociedad. Al mismo tiempo que conducen la investigación más fundamental, han de saber que su trabajo puede tener finalmente un gran impacto en sociedad.
Foto: CC BY - Saint Louis University
“EVALUACIÓN ÉTICA DE LOS PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN. Para que un proyecto sea considerado éticamente aceptable debe cumplir una serie de requisitos, algunos de los cuales son comunes a cualquier tipo de investigación y otros específicos según los sujetos o material de investigación.
Investigación con seres humanos, ya sea porque intervienen personas como sujetos de investigación o se utilizan muestras o datos de carácter personal, tienen características éticas específicas como son: la ponderación beneficios/riesgos, el aseguramiento en caso de daño, la selección equitativa de sujetos para la investigación, la protección de personas vulnerables, el respeto a la autonomía y voluntariedad a través del consentimiento informado y de hacer efectivo el derecho a la información, la protección de datos personales y el deber de confidencialidad, la no discriminación (...)
Investigación con animales: la posición ampliamente aceptada es que el sufrimiento y sacrificio gratuito de animales no es moralmente aceptable y que el bienestar animal es un valor a preservar. En concordancia con esta nueva tesis surge el principio de las tres erres (3Rs), una propuesta formulada por los investigadores británicos W. Russell y R. Burch en 1959 (publicado en su libro The Principles of Humane Experimental Technique) que hace referencia a los tres requisitos básicos que debe cumplir toda experimentación con animales: Reducción, Reemplazo y Refinamiento. Estos autores establecen el concepto de trato humanitario –aquel que evite todo sufrimiento y dolor innecesarios– y el uso de escalas de valoración y reconocimiento del sufrimiento que permitan minimizarlo (...)
Investigación con agentes biológicos y organismos genéticamente modificados: los valores a preservar en este tipo de investigación se agrupan en torno a la bioseguridad. Por bioseguridad debe entenderse la prevención de riesgos, la protección de la salud y la reparación y rescate en caso de daños. Esto supone una investigación que contemple la utilización inocua y sostenible desde el punto de vista ecológico de esos productos biológicos y la consideración de sus implicaciones sobre la salud humana y animal, la biodiversidad y la sostenibilidad del medio ambiente. En un sentido más amplio la bioseguridad implica todas aquellas medidas que deben adoptarse para evitar riesgos para la salud humana y del medio ambiente y la aplicación del principio de precaución ante la duda de existencia de riesgo.(...)” www.ehu.es/CEID
“LA MALA CONDUCTA EN LA CIENCIA. Más allá de los errores “honrados” y los causados por negligencia, hay una tercera categoría de errores: esos que suponen decepción. Inventar datos o resultados (fabricación), cambiar u ocultar datos o resultados (falsificación), y usar las ideas o palabras de otra persona sin dar el crédito apropiado (plagio) son actos que golpean el corazón de los valores en los que se basa la ciencia. Estos actos de mala conducta científica no sólo minan el progreso, sino el conjunto completo de valores en los que descansa la tarea científica. Alguien que se involucra en cualquiera de estas prácticas pone su carrera científica en riesgo. Hasta infracciones que parecerían ser menores en su momento, pueden terminar siendo severamente castigadas. Las transgresiones éticas (...) tales como el uso inadecuado del crédito o los errores provenientes de negligencia son materias que generalmente permanecen en el interior de la comunidad científica. Normalmente, se tratan localmente por los mecanismos de revisiones por los pares, acción administrativa, y el sistema de citas y evaluaciones en el ambiente de la investigación. Pero la mala conducta en la ciencia es improbable que quede en el interior de la comunidad científica. Sus consecuencias son demasiado graves: puede dañar a individuos fuera de la ciencia (como cuando resultados falsificados se vuelven la base de un tratamiento médico), pueden malgastar fondos públicos, y atraer la atención de aquellos que buscarían criticar la ciencia. (...) Dentro de la comunidad científica, los efectos de la mala conducta en términos de tiempo perdido, confiscación del reconocimiento a otros, y sentimientos de traición personal pueden ser devastadores. Los individuos, las instituciones, e igualmente campos enteros de investigación pueden sufrir retrocesos dolorosos por casos de fabricación, falsificación, o plagio, aun cuando estén sólo tangencialmente asociados con el caso”. Ser científico: La conducta responsable en la investigación. Comité de Ciencia, Ingeniería y Política Pública. Washington, D.C. 1995, págs. 22-23
Quizás ahora podamos hacer juicios más prudentes sobre si todo vale en ciencia. Juicios que permitirán decisiones más correctas para que la investigación científica sea realmente valiosa.
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