José Ramón Jáuregui
JOSÉ RAMÓN JÁUREGUI
El artesano de las hachas
2002 / 01 / 11-18
Autor: Antxon Aguirre Sorondo
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PRODUCTOS

LA FRAGUA DE HACHAS

El trabajo de los herreros, a base de fuego y martillazos, exige un buen conocimiento de los metales. Vamos a describir, aunque sea someramente, la forma antigua de su fabricación, es decir con procedimientos artesanales (las hachas industriales de troquel, óptimas para el uso doméstico, escapan por razones obvias a nuestro interés).

Los primeros ejemplares que conocemos de hachas de bronce datan, lógicamente, de la Edad de los Metales (a partir del 2.000 a.C.). De diferentes momentos de ese periodo se han encontrado en toda la Euskal Herria peninsular casi cincuenta hachas, más un curioso molde de arenisca para fundirlas perteneciente al Bronce Antiguo en Otzala-Belate (Navarra), con el que se obtendrían ejemplares cortantes de 131 cm. de largo. Con moldes como aquel se confeccionaron las primitivas hachas metálicas, calentando el metal sobre un pequeño crisol y conduciéndolo por un canalillo. Veamos ahora cómo hacían nuestros herreros las hachas que servían después a la tala y a la competición de los aizkolaris.

Hacha de podar de 0,8 k.
Hacha de podar de 0,8 k.

Corazón acerado

Todo hacha se componía de cuatro partes: como cabeza o burua se conoce a la parte roma, que abraza el ojo o begia donde se enasta el mango; la pala central es el llamado cuerpo o korputza, y el filo, boca o ada, la parte cortante. Para su elaboración, el herrero partía de una plancha de llanta o altzairua de hierro dulce, adecuada para trabajar a la forja. Una vez cortado el metal en forma rectangular, de acuerdo a las dimensiones del hacha, se introducía en la fragua. Ésta antaño se calentaba con carbón de castaño, sobre el que se asperjaba de vez en vez con la eskoba o isopue para que su combustión fuera más lenta, hasta que se introdujo el carbón de piedra, el cual según los maestros herreros es bastante peor para hacer hachas; pero por comodidad y economía poco a poco se fue implantado este tipo de combustible hasta desplazar definitivamente al carbón vegetal.

En la fragua, con ayuda del ventilador, se iba calentando la pieza hasta que alcanzaba el punto óptimo, evitando que el hierro se pasase de temperatura y se quemara (burnia erre). Una vez que la llanta estaba en su punto, dos hombres la martilleaban hasta reducir su espesor al tiempo que se le daba forma de "U", en cuyo interior iba el corazón acerado del hacha (azigarria). Para ello había que calentar varias veces la pieza en la fragua, ya que no era posible hacerlo de una sola vez.

Obtenida ya la forma deseada, se ponía de nuevo en el fuego junto con el azigarria y se aguarda a que ambos alcanzasen la temperatura de calda.

Temple y pulido

En el instante que adquiría el punto óptimo, se metía el acero en la llanta y se procedía a golpear con los martillos hasta conseguir un perfecto acoplamiento a la forja, afilándose a continuación también por medio de golpes. Hecho esto, se ajustaba el diámetro del ojo o begia con una barra. Ya sólo faltaba el templado y el pulido para que nuestra pieza estuviera terminada. El templado se realizaba en caliente: cuando alcanzaba el adecuado color rusiente, el artesano retiraba la herramienta e iba echando poco a poco agua sobre ella, y al final la sumergirla totalmente en la cubeta.

Tras su enfriamiento total se procedía al pulido, cuidando siempre de que no se calentara mucho no sea que perdiera su temple.

Esta es, en síntesis, la técnica que empleaban nuestros herreros para confeccionar las aizkorak profesionales y de competición.

Técnicas actuales

Poco varía de todo lo descrito la confección actual de hachas del artesano José Ramón Jáuregui. Hoy el elemento base es un tocho de acero de unas características precisas y con el agujero para colocar el mango ya confeccionado por el suministrador del material. La función del herrero es mediante el calor y su saber, dar forma a ese trozo de metal. Para ello usará el martillo pilón.

Hacha de carnicero o de matadero de 1,5 k.
Hacha de carnicero o de matadero de 1,5 k.
con mango de polietileno.

Tras la confección de la pieza externamente, tendrá que dar forma a su estructura interna lo cual logra por medio del horno con el conseguirá un perfecto templado, que dará las cualidades precisas al material. Luego solamente quedará pulir y enmangar.

Para hacer las hachas pequeñas parte de pletina, que corta de la forma deseada por medio de la troqueladora. Luego dará vuelta a la pieza (la plenita, formando un a modo de "U") para lograr el ojo (donde se insertará el mango) y efectúa el soldado por calentamiento de las dos partes o extremos. El resto del proceso es el similar al anteriormente descrito.

EL HACHA DE COMPETICIÓN

Respecto al hacha de competición hace unos 20 años entraron con fuerza unas hachas de nueva forma y nuevos materiales, y que se conocían como "australianas", y que resultaron ser mejores de las que aquí se utilizaban, lo cual obligó a los artesanos que hacían aquí hachas a usar esas mismas calidades de aceros, e incluso mejorar a las "australianas", ya que la madera que cortaban en Australia no era igual a la que se corta aquí.

Hacha de competición tipo australiano o canadiense, de 2,4 k.
Hacha de competición tipo australiano o canadiense, de 2,4 k.

Algunos artesanos como los Jáuregui se adaptaron, fabricando hachas con aceros iguales a los que se usaban en las "australianas" y dándoles la misma forma, diríamos más, incluso mejorándola, al hacerlas más corta y más estrecha. Esta adaptación corresponde a tener en cuenta al tipo de madera que se usa aquí y que ha exigido hacer hachas de menor peso, menos boca de filo y más gruesa que las australianas, aunque se mantiene su tipo de acero y su forma.

Otros artesanos se dedicaron (y dedican) a traer hachas "australianas" y adoptar aquí estas variantes, aunque hay un sector de artesanos, entre los que se encuentran los Jáuregui se niegan a ello, ya que ellos ya fabrican este tipo de hacha y entienden que sus clientes no necesitan comprar las australianas y modificarlas.

Por otra parte no hay que olvidar que los aizkolaris profesionales, los de alta competición, tienen cada uno su tipo de hacha propio, esto es, cada uno requiere unas hachas determinas, ajustadas a sus gustos y condiciones físicas.

No podemos dejar de constar que si bien este tipo de hacha ha supuesto un adelanto a la hora de cortar, tienen en cambio el inconveniente de que se rompen con mucho más facilidad, y requieren ser arregladas.

Al hacer antiguamente las hachas, el acero para caldar tenía que ser dulce, para que luego con la calda cogiera dureza. En cambio el material que se usa hoy para hacer el hacha australiana no se puede caldar, tiene que hacerse por fundición, lo cual obligó a cambiar totalmente el sistema de fabricación. Son mucho más duras pero mucho más frágiles.

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