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INTRODUCCIÓN
Herramienta cortante, compuesta de una pala acerada, con filo por un lado y ojo para enastarla por el lado opuesto". Así define el diccionario el hacha, útil que entre los vascos disfruta del respeto de un emblema y el culto de un arma prácticamente desde que en la más remota antigüedad los hombres de las cavernas labraran a base de piedras las primeras aizkoras.
Hacha de boca recta de 1,5 k. |
Hacha es palabra castellana tomada del francés "hache", previo paso por una forma intermedia ya en desuso: "facha". En euskera recibe los nombres de aizkora, haizkora, aixkora, haixkora, aizkura y otros, siempre derivados de la raíz aitz que significa piedra, igual que sucede con el término aitzur para la azada, lo que nos advierte claramente del origen pétreo de estas herramientas.
Las primeras hachas eran toscas piedras afiladas por percusión en uno de sus bordes. Durante el neolítico o Edad de Piedra Pulida (hace unos 11.000 años) se desarrolla la técnica del pulimento por medio de frotación, lo que procura una mayor esterilización de la pieza. En las excavaciones arqueológicas del País Vasco han aparecido abundantes armas de piedras dentro de los dólmenes. Entre las curiosidades, Barandiarán encontró en la Sierra de Urbía un hacha de piedra pulimentada de reducidas dimensiones fabricada para fines mágicos. Y es que por su dureza, resistencia y fuerza, en las culturas primitivas se atribuían virtudes benefactoras al hacha de piedra, razón de que aparezcan pequeñas hachas votivas y colecciones completas de hachas en hendiduras de las rocas que, según todo parece indicar, eran ofrendas a las divinidades paganas.
No menos atávica es la costumbre de plantar hachas con el filo hacia arriba, que entre nosotros está atestiguada desde la época neolítica al igual que hay constancia en las montañas de Cataluña, donde a estas hachas se las llamaba "piedras del rayo". San Isidoro de Sevilla se quejaba del culto que las gentes daban a estas hachas de piedra.
Hacha de boca curva de 1,5. |
Mucho antes del conocimiento técnico de las propiedades del metal para atraer la energía eléctrica, nuestros baserritarras ya aplicaban el principio de "partir el rayo" con hachas clavadas en la tierra con el filo hacia arriba durante las tormentas con aparato eléctrico (rayos), fenómeno extendidísimo en toda Euskalerria. En el umbral de la entrada a la cueva de Zabalaitz, en el Aizkorri, un pastor de Zegama descubrió un hacha de bronce hincada en tierra con el filo hacia arriba. También se creía que quien portara un hacha quedaba inmunizado contra el rayo, como indica en su expediente sobre la brujería el Bachiller Ginés de Posadilla cuando, irónicamente, sugiere al vicario de Zugarramurdi que los niños del pueblo lleven encima dichas "piedras del rayo" como elementos protectores contra tanto brujo y bruja como parece haber en la comarca.
No olvidemos por último que el hacha aparece como símbolo unido a los relámpagos celestes en múltiples culturas además de la nuestra: desde América, en donde por ejemplo los mayas la identificaban al rayo y la tormenta, hasta la dinastía T’ang de China que tenía a las hachas de piedra como producto de las descargas del cielo, o entre los dogones y los bambaras africanos que aún tienen al dios del agua como artífice del hacha de piedra, arrojada desde el cielo para fecundar las tierras.