Elena Txintxurreta
ELENA TXINTXURRETA
Alfarería
2002 / 03-22 / 04-05
Autor: Antxon Aguirre Sorondo
 Introducción
 Artesano
 Descripción
 Historia
 Precios


DESCRIPCIÓN

Se llama ALFARERÍA al "arte de fabricar vasijas de barro" y es que efectivamente es todo un arte lo que el alfarero logra con solamente sus manos.

La alfarería se funda en la plasticidad de la arcilla cuando está húmeda y su propiedad de endurecerse con el calor a la hora de la cocción. Para evitar la plasticidad de la arcilla se le suele añadir algún desengrasarte, antaño a base de elementos naturales como paja, cenizas o hierbas, que desaparecen al quemarse durante la cocción. La pasta conseguida de esta forma era golpeada con los pies al objeto de conseguir una masa uniforme. Hoy se usa como desengrasantes productos químicos que se incorporan en la masa y el amasado se logra por medio de máquinas, por lo que los pequeños artesanos se surten de la masa ya preparada.

Posteriormente esta la fase de modelado y que consiste en hacer un hueco en la pella de arcilla con las manos o con el auxilio de algún útil. Antiguamente no se conocía el torno y se efectuaba manualmente mediante unir diversas tiras de material adujando para formar las vasijas, alisando posteriormente con las manos.

Urna funeraria del V. a C. del Museo Delfos.
Urna funeraria del V. a C. del Museo Delfos.

En la cultura egipcia, griega, romano y en la América precolombina se efectuaban también figuritas de barro por medio de moldes.

Luego vendrá el torno, en él la que se hace girar a la pella, mientras se actúa sobre ella con los dedos para darles la forma. Con ello además de aumentar la producción, dado que facilitaba mucho el trabajo, se conseguían mejores resultados estéticos. Modelada la forma deseada, el alfarero lo alisa bien con un trozo de plato o un palo, y con un trozo de cuero mojado los bordes y corta con pita la pieza de su asiento, que habrá quedado adherido a la madera, y perfila el borde con picos.

Cuando la pieza empieza a secarse se le añaden los aditamentos como asas, pitorros, adornos, etc., o decorarla por impresión o aplicación (pintura o engobe), impermeabilizarla mediante la aplicación de barniz, esmalte o resina. Una ligera capa de esmalte en el interior asegurará la impermeabilización de los cuencos, mientras que el baño exterior, llamado babero, cumple una función decorativa.

Al concluir el modelado, las piezas se dejan secar al aire libre, y al cabo de varias horas, se procede luego a la cocción. El sistema más primitivo era el cubrir las piezas apiladas con ramas y darles fuego (sistema que aún usan en algunos pueblos de África). Otro sistema era el usar de hornos de cocción, existiendo diversos tipos de hornos: sean los de corredor que se usan en Europa y Asia o los de pisos propios de Japón y China. Hoy casi todos los modernos alfareros usan hornos de gas o eléctricos para este menester, a unos 900 grados centígrados de temperatura.

La mayoría de las piezas salidas de nuestros alfares tienen ya un destino decorativo y ocupan un lugar en el mercado entre los objetos de regalo. Sin embargo, el arraigo de este arte popular entre nosotros hace que las distintas cerámicas todavía respondan, por su tipología, a la herencia cultural de cada pueblo y sean deudoras de añosos alfareros que crearon escuela.

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