EL ARTESANO

Jose Luis Aranburu reparando un reloj.

Nace nuestro artesano en San Sebastián, un 16 de noviembre de 1944. Efectúa sus primeros estudios en el Colegio del Corazón de María de su ciudad. Posteriormente pasa a estudiar comercio, que los complementa con los de administración y contabilidad en la Academia de don Manuel Carrasco, donde está tres cursos, e inglés en la Academia Lacunza.

Desde los 14 años alterna los estudios con el trabajo en la relojería de su padre Luis Aramburu Azpeitia.

Luis Aramburu Azpeitia, nace el 26 de febrero de 1911 y con 14 años entra a trabajar como chaval de los recados en la relojería de Emilio Berthold, de origen alemán, que tenía instalado su comercio en la calle Hernani de San Sebastián. Un día arregla por su cuenta un reloj despertador y ello hace que el patrón le contrate para trabajar en su taller. Allí se perfecciona en el oficio.

A los 34 años se independiza, se establece en su casa, donde trabaja para las tiendas, entre ellas para su patrón Berthold. Era lo que se conocía como “relojero de piso”.

Fue en 1958 cuando montó su taller-tienda en el local de la calle Miracruz. Desde ese momento empieza a trabajar con él su hijo José Luis. Luis falleció con 91 años en 2002. Trabajó justo hasta unos meses antes de su óbito.

José Luis aprende todo lo necesario de relojería tradicional, mecánica, con su padre. La progresiva introducción de las nuevas tecnologías en la relojería le obliga a hacer cursos de adaptación que se impartieron en San Sebastián, y en 1986 va a un curso intensivo en el Centro de Servicio Técnico de Seiko, en GERESA (General de Relojería, S.A.) en Barcelona, con el fin de llevar el servicio técnico de Seiko en Gipuzkoa.

Está casado con Mari Carmen Adrada y tienen una chica Amaia (agente de viajes) y un chico Urtzi, bailarín profesional en el Nederlans Dans Theater.

Para complementar el perfil humano de nuestro artesano diremos que es además profesor titulado por SADHANA de yoga, de lo que imparte clases. Según dice el propio artesano: “No está muy lejos la profesión y la devoción; pues mientras que en el primer caso se trata de controlar y ajustar el tiempo en el mecanismo de un reloj, en el segundo trata de conocer y equilibrar los impulsos y ritmos del ser humano.”