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HISTORIA
Ya en los gimnasios romanos había un lugar destinado al juego de la pelota, donde los varones se ejercitaban antes de pasar a la zona de baños1.
También en sus escritos San Isidoro de Sevilla (560-636) nos habla de la afición al juego de la pelota. En esas fechas se golpeaba con una raqueta o un bastón y también con los pies2.
Por un documento de 1408 sabemos que el rey Carlos III de Navarra jugaba a la pelota en el castillo de Olite3.
Cuando Antonio de Lalaing, señor de Montigny, pasó por Burgos (1505-1506) anotó como se jugaba a la pelota “con la pelota grande a la manera de España”4.
Andrea Navagero que vio en Sevilla a unos indios que habían sido traídos de América declaraba5:
“Andan vestidos a su usanza, medio desnudos, con unos como jubones cortos; tienen los cabellos negros, la cara ancha y nariz roma, casi como los circasianos, pero su color tira a ceniciento; parecen de buen ingenio y peritos en muchas cosas, y ha sido singular un juego de pelota que han hecho a la manera de su tierra; la pelota es de la médula de un árbol ligero, que bota mucho y del tamaño de un melocotón grande o mayor, y no la recibían ni disparaban con las manos ni con los pies, sino sólo con los costados, y lo hacían de tal destreza que era maravilloso de ver; a veces se tendían completamente en tierra para rechazar la pelota, y todo lo hacían con gran destreza”.
En época de los Reyes Católicos el juego de la pelota era una actividad ejercitada exclusivamente por la clase pudiente. Existían la modalidad del frontón y el de “chueca” que era una especia de hockey sobre hierba, consistente en golpear la pelota con unos bates de madera. Incluso en Madrid había varias zonas donde se jugaba, una de ellas era conocida como “Puerta del Sol” y otra como el “Juego de la pelota”.
A la gente llana, al pueblo, le divertía los jugadores, a los que llamaban “jocularis” (palabra que no deja de sernos familiar), que por derivación quedó en “juglar”6.
Se dice que Felipe el Hermoso murió con 28 años tras beber un vaso de agua helada cuando regresó sudoroso de un juego de pelota7.
1 CABANÉS, Doctor. Costumbres íntimas del pasado. Ediciones Mercurio. Madrid. 1928. p. 32.
2 DÍAZ-PLAJA, Fernando. La vida cotidiana en la España medieval. Edaf, S.A. Madrid. 1995. p. 240.
3 JUSUÉ SIMONENA, Carmen. Palacio de Olite. Ediciones Leonesas, S.A. León. 2003. p. 27.
4 GARCÍA MERCADAL, J. Viajes de extranjeros por España y Portugal, desde los tiempos más remotos hasta comienzos del siglo XX. Junta de Castilla y León. Valladolid. 1999. Tomo I. P. 46.
5 BOUZA, Fernando. Locos, enanos y hombres de placer en la Corte de los Austria. Ediciones Temas de Hoy, S.A. Madrid. 1996. p. 138.
6 DÍAZ-PLAJA, Fernando. Ob. Cit.
7 ESLAVA GALÁN, Juan. La vida y la época de los Reyes Católicos. Planeta, S.A. Barcelona. 1998. p. 100.
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