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LOS PROCESOS
El primer paso para fabricar una buena pelota de frontón empieza en el extender un poco de látex líquido sobre una superficie de cristal y dejarla secar. Este látex que llaman “para” procede generalmente del Brasil.
Cuando solidifica, se obtiene una fina película flexible y transparente de látex sobre una hoja de periódico, lo que le permitirá cortarlo en tiras sin dificultad.
La futura pelota se conforma alrededor de una bola bien de madera de boj o bien de plástico. Sobre este núcleo se van montando sucesivas capas de látex compactas. En función del peso final de la pelota —que varía según sea para la modalidad de mano, pala o cesta—, también la base deberá tener un peso específico. A este núcleo formado por la canica interior y el látex se llama “potro” o “kiski” y es del tamaño de una ciruela.
Con varias vueltas de lana virgen se completa su diámetro; para facilitar el acople, la lana está ligeramente humedecida. Con unos golpes de martillo sobre un molde de la forma de la pelota, se va apretando tantas veces como sea necesario.
La dermis de la pelota está hecha de una capa de hilo de algodón puro, posteriormente cosida a todo el conjunto.
Por fin, el artesano recorta con una plantilla las dos piezas de cuero de cabra por el serraje (parte interna) de forma que la parte externa (donde tenía el pelo el animal, que se llama “flor”) queda hacia dentro. Así se forma el forro o superficie externa de la pelota.
Hoy hay una nueva moda entre los profesionales de hacer al revés, con la “flor” hacia fuera, ya que la pelota sale más.
Cosiendo fuertemente el cuero, recortando sus bordes y aplanando las costuras haciéndola girar entre dos planchas duras, la pelota queda ya finalizada.
En cada modalidad pelotazale se emplea un tipo distinto de pelota: desde la menor para paleta de unos 50 gramos, hasta la de cesta, de 125, pasando por las de mano que han de ser de un peso intermedio. Alberto también fabrica pelotas adecuadas para los aprendices de pelotaris, tanto en la categoría de alevines o infantiles como de juveniles.
Por otra parte diremos que dado que todos los frontones son distintos, y en algunos casos con bastantes diferencias, se precisas pelotas distintas, sean más o menos vivas, o que “tiren” más o menos en el suelo, a lo cual tiene que ajustarse nuestro artesano a la hora de confeccionar las pelotas.
A las pelotas de mano (sólo las de mano) se les da una capa de grasa justo antes de empezar el partido. Si una pelota tiene demasiada grasa se frota la pelota con una toalla para quitarle la grasa, ya que en otro caso la pelota correría demasiado.
En algunos casos y sobre todo en invierno, las pelotas de los profesionales, se suelen conservar antes de los partidos en un cestillo de mimbre con una almohadilla eléctrica para mantenerlas templadas.
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