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LA
ARTESANA
Nace María Asun en Lasarte-Oria, el 30 de mayo de 1946 hija de Tiburcio y Gloria, el padre de Lasarte y la madre de Eibar.
Tiburcio trabaja en Luzuriaga de Pasajes. Cuando María Asun tenía solamente un añito se traslada la familia a Ondarroa, y dos años después a Eibar en donde el padre entra a trabajar en una empresa de transportes y posteriormente en la fábrica de bicicletas GAC.
María Asun, tras estudiar en las escuelas públicas de Eibar, con 14 años entra a la Escuela Municipal de Dibujo. Tenía de maestro a Lucas Alberdi (1906-1993) quien posteriormente fue nombrado “Hijo Predilecto de Eibar”. Las clases empezaban a las 9 y hasta las 11 de la mañana daban damasquinado en la Casa Sindical y de 11 a 12 ¼ h. dibujo en el Ayuntamiento, aunque en ambos casos con el mismo profesor. Lucas le solía decir: “Quien sabe dibujar tiene la vida resulta”. Fue como su segundo padre para ella. El profesor le brindó la oportunidad después de aprender damasquinado; ampliar sus conocimientos haciendo relieves, donde en el lugar de usar hilos de metales preciosos se usan alambres.
Con solamente 17 años empieza a trabajar para los mayoristas del damasquinado que entonces había en Eibar: los Aristondo, Urdampilleta o Arrieta.
Se trabajaba sobre chapa de acero, haciendo generalmente elementos de bisutería fina. Incluso recuerda como algunos se vendían en Toledo y aquí mismo se ponía “Made in Toledo”. También hacían trabajos para o en armas.
Se enorgullece María Asun de “sus caras”, esto es, polveras u otros elementos con caras como por ejemplo la de Manuel Díaz “el Cordobés” o Javier Conde.
Siempre trabajó en casa, frente a una gran ventana.
Casa en 1968 con Juan Amezti Zubia, y tienen un chico José Ángel (nacido en 1969) y una preciosa nieta Leire.
Ese mismo año a su madre le da una angina de pecho y ella deja de trabajar de forma asidua, reduciendo su actividad a trabajos esporádicos que aún hace, sin prisa y siempre a su comodidad.
En 1989 se monta una Escuela de Damasquinado de Eibar, y empieza a dar clase María Jesús Portillo, quien por motivos de enfermedad lo deja a los tres años y entra nuestra artesana como maestra permaneciendo en el puesto 4 años, hasta que se cierra definitivamente.
Desgraciadamente en Eibar, la cuna del damasquinado, no hay hoy escuela, siendo un oficio a extinguir.
La industrialización y los procesos mecánicos (prensas) de fabricación de piezas “semejantes” al damasquinado, que no comparables, ha producido una caída del mercado, que unido a la falta de voluntad política dará como resultado su desaparición de forma inmediata.
Dice María Asun: “hay escuela de música, aunque no salga ningún Beethoven, de pintura y de dibujo y tampoco salen figuras, ¿y por qué no hay escuela de damasquinado, siendo como es Eibar su cuna? Y lo que es aún más chistoso es que exista hoy escuela de damasquinado en Toledo”.
Y apostilla: “Yo pienso que los entes oficiales, si se dieran cuenta de su importancia, tan solamente usando estas piezas para cumplir con los regalos que tienen que hacer bastaría para que siguiera vivo el damasquinado”. Y de paso mostrarían una faceta de nuestra cultura, añado yo.
Pero lo que más le gustaba y gusta es pintar al carboncillo, actividad que nunca ha abandonado.
María Asunción Nogués Martitegui
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