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El zorro rojo o zorro común (Vulpes vulpes, Linnaeus, 1758), pertenece al orden animal Carnivora y dentro de este, se incluye en la familia Canidae. El zorro rojo vive en casi todo el continente euroasiático y es el mamífero salvaje de más amplia distribución en Europa, en la Península y en el País Vasco. El tamaño y las tendencias poblacionales son desconocidos en el territorio de Álava, pero se reconoce que la población de zorros se encuentra actualmente extendida de forma generalizada.
El punto débil de los estudios históricos de las poblaciones de fauna silvestre radica en las dificultades para medir de una manera precisa la evolución seguida por el esfuerzo desplegado en su caza durante el proceso histórico. Esta situación queda de algún modo contrapesada por el hecho de que la persecución del zorro estuvo estimulada en el ámbito geográfico y periodo temporal de estudio por medio de la concesión de premios económicos hasta la aprobación de la Ley de Caza de 1970. De cualquier modo, ello no resuelve totalmente los problemas planteados a este tipo de metodología, por lo que los resultados de la misma han de ser interpretados con cautela y dentro de ciertos límites.
La captura del zorro fue una actividad premiada secularmente en territorio alavés, aunque la práctica municipal de concesión de premios no comenzó a generalizarse hasta la aprobación de la normativa estatal en este aspecto. La investigación está basada en la consulta de datos de archivo, que reflejan los registros contables por los que los municipios alaveses concedieron premios por capturas de zorro. La amplia distribución del zorro por el territorio entraña la necesidad de incrementar la recogida de datos en ámbitos locales, que representen a los diferentes medios naturales y comarcas que comprenden el territorio alavés. Los municipios seleccionados fueron los siguientes: Aiara, Asparrena, Barrundia, Bernedo, Iekora, Kuartango, Lagrán y Urkabustaiz. Los municipios elegidos abarcan 537,7 km2, que representan el 17,7 % de la superficie territorial alavesa. Entre los municipios seleccionados, figuran varios localizados en una misma comarca. El motivo de ello no es otro que el interés por disponer de series temporales de caza lo más ampliamente posibles.
El núcleo fundamental de la documentación histórica analizada procede de la contabilidad municipal de cada uno de los municipios seleccionados. Las Juntas Generales y las instituciones provinciales alavesas, a diferencia de Bizkaia, no desarrollaron políticas de control de la especie vulpina. En cualquier caso, no faltan referencias documentales al zorro en el Archivo del Territorio Histórico de Álava, pero estas son escasas y puntuales en el tiempo. Por todo ello, la reconstrucción de los cambios habidos con el transcurso del tiempo en el control del mamífero salvaje resulta en territorio alavés una tarea complicada, que, no obstante, se pretende abordar en sus aspectos más básicos.
Lagrán.
El raposo, por su condición omnívora y generalista, es un animal que se distingue por su ubicuidad territorial. Esto sucede en la actualidad y no hay motivos para suponer que salvo excepciones, esto sucedió también en el pasado. La afirmación anterior no resulta, sin embargo, fácil de corroborarla con datos históricos. Documentación y estudios históricos diferentes han confirmado, en cualquier caso, la presencia del zorro en los ámbitos local y comarcal durante fases históricas diferentes.
El historiador Landazuri (1798: I, 133), que manejó la documentación y los diferentes decretos promulgados sobre la caza por las Juntas Generales de Álava a lo largo del siglo XVIII, incluyó al zorro entre los animales “campestres” o salvajes del territorio alavés. Los corresponsales de Madoz (1845-1850) localizaron al raposo por los diferentes medios geográficos alaveses (vertientes continental y mediterránea). De acuerdo con sus informaciones, el zorro estaba presente hacia la mitad de siglo en, por lo menos, tres cuartas partes del territorio alavés. Aún así, el interés cinegético, subyacente en las observaciones sobre fauna salvaje, redujo indudablemente el número de municipios en que se indicó la ocupación territorial por el cánido en el momento histórico de su elaboración. Las consultas realizadas en los archivos municipales de Iekora (Rioja alavesa) o de Lagrán (Montaña), han permitido comprobar que, no obstante no reflejarse en el mismo, el raposo poblaba el territorio de los referidos municipios en la época de confección del diccionario. Por todo ello, se puede afirmar que la distribución del zorro en territorio alavés era a mediados del siglo XIX todavía más amplia que la señalada por Madoz.
Las autorizaciones para control de fauna salvaje concedidas desde la administración en la década de los setenta permiten también hacerse una idea aproximada de cuál era la distribución del zorro por la geografía alavesa en esos años. Según esta documentación, el cánido salvaje ocupaba al menos siete de diez partes del territorio alavés. Las comarcas, en las que se daban huecos más significativos, fueron la Montaña y Cantábrica alavesas. Las autorizaciones no faltaron en el caso de la comarca riojana, pero su objetivo no solo estuvo dirigido hacia el control del mamífero salvaje sino también a especies de avifauna que ocasionaban daños en los cultivos agrícolas. En concreto, no se solicitaron autorizaciones de control de poblaciones de zorros en los municipios de Cripán, Moreda, Navaridas, Samaniego y Iekora. Casualmente, varios de los municipios, en los que el Diccionario de Madoz no señaló la presencia del raposo, no solicitaron tampoco autorizaciones para control de poblaciones de fauna salvaje en la década de los setenta, caso, entre otros, de los municipios de Arrazua-Ubarrundia, Campezo, Llodio y Okondo.
Un análisis de conjunto de las fuentes utilizadas pone en evidencia la distribución histórica del zorro por los distintos medios geográficos y diferentes comarcas y municipios, en los que se divide el territorio alavés. Esta distribución generalizada del territorio alavés, de cualquier modo, se compaginaba con un grado de ocupación desigual del mismo. Su presencia fue previsiblemente abundante y/o notable en otros, mientras que tampoco faltaban las localidades, que pasaban de ser utilizadas de manera puntual y esporádica a ser recolonizadas por un período temporal más o menos largo en función de la dinámica coyuntural de la población vulpina y de las variaciones que, de acuerdo a la misma, alcanzaba en cada momento el fenómeno de la dispersión juvenil.
Foto: Harlequeen
La densidad de la población de zorros depende de factores diversos: abundancia de recursos alimentarios, cobertura para encame y madrigueras, presión humana, mortalidad por epizootías, predación, ect. Estimar la densidad de la población del zorro en una zona resulta, por tanto, una tarea complicada y compleja, pues no es nada fácil controlar las variables apuntadas en un animal como el zorro de comportamiento preferentemente nocturno y elusivo y todavía mucho más, desde una perspectiva histórica. A parte de la medición absoluta, que calcula el total de ejemplares que habitan en un determinado territorio, la abundancia del carnívoro salvaje se puede medir a través de la densidad relativa, si se conocen las variaciones de un índice de abundancia en el tiempo o en el espacio como es la tasa de extracción de ejemplares por vía de la caza en las poblaciones vulpinas.
La trayectoria histórica de las estadísticas de caza varía de uno a otro de los ocho municipios estudiados. En su condición primigenia de animal salvaje del bosque caducifolio, el zorro alcanza las mayores densidades de extracción por vía de la caza en los municipios montañosos, caso de Urkabustaiz (1,3 zorro/10 km2), Bernedo (1,2 zorro/10 km2) y Lagrán (0,9 zorro/10 km2), situados respectivamente en las comarcas de Estribaciones del Gorbea y Montaña. El análisis anterior resulta también de aplicación a los municipios de Kuartango (Valles) y Aiara (Cantábrica), con unas tasas respectivas de explotación cinegética de 0,9 y 07 zorro/10 km2. El raposo, por otro lado, se distingue por su adaptación a cualquier medio geográfico y por la capacidad de supervivencia en medios altamente humanizados. La situación histórica del zorro en Iekora (Rioja) y en Barrundia (Llanada oriental) así lo confirma. La importancia de su presencia en la localidad riojana (1,2 zorro/10 km2) no es ajena tampoco a estar constituidas por diferentes mosaicos de vegetación tanto agrícola como arbolada, que reportaron al cánido salvaje en el proceso histórico una variada alimentación y amplias posibilidades de encame.
El estudio histórico de los cambios en la densidad en la captura del raposo aporta información que contribuye a hacerse una idea general y aproximada de la dinámica poblacional del mamífero salvaje en el proceso histórico. Primeramente, hay que señalar que la densidad mayor de capturas en una década se produjo en Urkabustaiz durante el período 1821-830 con una tasa de 2,5 zorros/año/10 km2. La densidad de caza de 2 zorros/año/10 km2 fue superada en el período histórico analizado por tres de los municipios estudiados: Lagrán (2,4) en la década 1871-80, Iekora (2,3) en el decenio 1881-90 y Bernedo (2,2) en la etapa 1911-20.
La determinación de períodos expansivos/regresivos en la dinámica de las poblaciones de zorros en territorio alavés representa una tarea problemática por las lagunas temporales de las series obtenidas. De cualquier manera, existen algunos aspectos por señalar. Por la evolución de la tasa de densidad, puede señalarse que el último cuarto del siglo XIX coincidió con un aumento de capturas en los municipios de Iekora y Lagrán, mientras que, por el contrario, las mismas descendieron en Aiara, en donde el cuarto de siglo anterior se correspondió con densidades máximas. La explotación de la población de zorros por medio de la caza disminuyó en el primer cuarto del siglo XX en las localidades de Aiara, Iekora y Lagrán; por el contrario, aumentó en Barrundia. Por otro lado, la evolución de las capturas de zorro en el segundo cuarto del siglo XX fue dispar: en tres municipios, en concreto, en Aiara, Iekora y Lagrán, aumentaron y, en cambio, disminuyeron en Asparrena, Barrundia, Bernedo y Kuartango.
El examen de las máximas anuales en la captura de zorros durante el período histórico analizado evidencia que la densidad de las poblaciones vulpinas llegó a alcanzar notable importancia en determinados momentos históricos. Así, la mortalidad causada exclusivamente por la caza adquirió en Urkabustaiz la tasa de 6,2 zorro/10 km2 durante el año 1822. En el caso de Iekora, la tasa máxima de extracción por presión de la caza ascendió a 5,2 zorro/10 km2 en 1943. Por otro lado, merece un apunte especial la máxima anual de Aiara, no tanto por la cuantía (4,2 zorro/10 km2) como por la fecha de su materialización (1972), en el decenio final de la etapa analizada. En el caso del municipio cantábrico, resulta interesante tener en cuenta que el siguiente valor máximo se produjo en el año inicial de la serie, concretamente en 1860, con 3,9 zorro/10km2. Además, la cuantía de las máximas anuales pone de manifiesto que la abundancia de zorros alcanzaba en territorio alavés cierta importancia. Las máximas anuales reflejan únicamente la mortalidad causada por la presión humana. La tasa de mortalidad era todavía más alta por incidir en la población vulpina otros factores como la mortalidad infantil, la depredación por parte de otros animales salvajes, las epizootias y demás.
En resumen, la trayectoria histórica de las series de caza parece señalar una disminución poblacional de los efectivos de zorro, sino en todo el territorio de Álava, al menos, en buena parte del mismo para el primer tercio del siglo XX. Asimismo, hay indicios de que las poblaciones de zorro pudieron recuperarse en torno a los años sesenta y setenta, como consecuencia de la crisis agraria que se tradujo en el incremento de la cobertura arbórea operado sobre terrenos de vocación forestal dedicados hasta entonces a usos agrarios.
Abezia, Urkabustaiz.
El zorro es un animal discreto que desarrolla principalmente un comportamiento nocturno con picos de actividad en el orto y el ocaso crepusculares. El cánido, no obstante, incrementa su ritmo de actividad diurna en caso de escasear el alimento. Esto sucede particularmente durante el invierno, estación, por otro lado, coincidente con la época de celo y apareamiento y con la dispersión juvenil. Algo similar sucede en la primavera, al coincidir esta etapa anual con el cuidado y cría de la camada. Todo ello facilita la detección de su presencia y aumenta su vulnerabilidad en caso de presión humana sobre sus poblaciones.
La caza del zorro, por la condición legal de “animal dañino”, que mantuvo hasta 1970, estaba abierta durante todo el año. Las capturas de zorro se repartieron por cada uno de los meses del año en la etapa 1870-1979 en el término municipal ayalés, único de los municipios estudiados en los que se precisan con detalles los datos de fecha de captura de una forma continuada. La presión humana contra el zorro se concentraba en el otoño (34,12%), invierno (30,26%) y primavera (21,77%). Invierno y primavera coinciden con las etapas biológicas de copulación y cría, por lo que se explica la intensificación de la presión con objeto de ejercer un control en los efectivos de la población vulpina. En la relevancia de la presión contra el cánido salvaje en el otoño, particularmente, en los meses de noviembre y octubre, incidían, en cambio, la pasión cinegética y la utilización de la piel, aspectos fuertemente ligados con la persecución del cánido salvaje.
La etapa reproductiva del cánido salvaje se sitúa en la época invernal: el celo y la fecundación se producen mayoritariamente en los meses de enero y febrero. La gestación se prolonga por un espacio temporal que oscila entre 49 y 53 días y las crías comienzan a abandonar la madriguera, cuando han transcurrido cuatro o cinco semanas de su nacimiento. El ciclo señalado coincide con las pautas reproductivas más extendidas en la zona cantábrica del territorio alavés. El celo y cúpula se sucedían mayoritariamente de febrero a marzo, mientras que los partos ocurrían entre abril y mayo.
El tamaño medio de las camadas expoliadas ascendió a 2 zorreznos (DS: 1,1) por camada capturada. El número máximo de crías capturadas en una camada fue de 5 crías. El cálculo del tamaño medio de camada procede de datos de caza, por lo que no se reflejan los efectos de la mortalidad (intrauterina, neonatal e infantil) ni los originados por la depredación de otras especies (lobo, águila imperial) en la población infantil. Por otro lado, el hecho de que una parte importante de las camadas capturadas fue seguramente parcial incide también en el dato mencionado. El tamaño medio de camada de Aiala, es prácticamente idéntico, sin embargo, al 1,98 de las poblaciones de zorros obtenido con un método similar en Girona durante los siglos XVIII-XIX por Ruiz-Olmo y otros.
Foto: aliwest44
El motivo principal en la persecución del zorro fue inicialmente de carácter agrario, fundamentalmente, ganadero. Los cazadores le persiguieron, a su vez, por el impacto de este carnívoro sobre la caza, particularmente, en los efectivos de las poblaciones de conejos, liebres y perdices.
En torno a la segunda mitad del siglo XX, los pastores de ovino se organizaron en agrupaciones por sierras de pastos con el fin de hacer frente a la depredación de medianos y pequeños depredadores y en concreto, del zorro. Pastores de los municipios con derecho al aprovechamiento de pastos en la sierra de Gorbea se agruparon con tal fin entre los años 1947-1960. En zonas como Aiara, Aramaio o Asparrena, los pastores contrataban los servicios de alimañeros con el fin de capturar mediante cepos y veneno todo tipo de animales carnívoros. En cualquier caso, la acción predatoria del zorro sobre el ganado ovino se vio fuertemente mermada por la importancia que el pastor de hoy en día concede al parto y cría de corderos.
En la medida que la sociedad alavesa se fue urbanizando y el deporte de la caza se masificó, la beligerancia de los cazadores alaveses contra los animales depredadores salvajes y en concreto, contra el zorro, comenzó a adquirir cierta organización y consistencia, de las que fueron un claro exponente los concursos provinciales de alimañeros organizados en los años sesenta. La Sociedad de Cazadores y Pescadores de Álava organizó diferentes concursos de alimañeros entre los años 1957 y 1967. El fin de estos concursos radicó “en la extirpación de alimañas y protección de las especies de interés cinegético”. Los concursos contaban con el apoyo de la Diputación foral. La concesión de subvenciones se argumentaba en el “evidente beneficio” que ello reportaba “en la riqueza cinegética, agrícola y ganadera”.
La competencia del zorro por la caza menor con el hombre es generalmente admitida. El mamífero salvaje, sin embargo, no constituye el único factor del declive de las poblaciones cinegéticas de caza menor, en las que influyen además otras causas (caza abusiva, enfermedades, condiciones climáticas adversas). Al zorro, en ocasiones, se le ha hecho responsable de una situación de la caza menor, en la que intervienen de forma compleja muchos más elementos. Por todo ello, se puede afirmar que la persecución del zorro estuvo rodeada en territorio alavés con discursos en los que la incidencia de la depredación del zorro en el ganado doméstico y en las especies cinegéticas fue argumentada de manera hiperbólica.
Tabla 1.- Aiara, Asparrena, Barrundia, Bernedo, Iekora, Kuartango, Lagrán y Urkabustaiz (1801-1979): zorros/año/10 km2 capturados por períodos de veinticinco años.
AIARA | KUARTANGO | URKABUSTAIZ | IEKORA | LAGRÁN | BERNEDO | ASPARRENA | BARRUNDIA | |
1801-25 | - | - | 1,7 | - | - | - | - | - |
1826-50 | - | - | 1,8 | - | - | - | - | - |
1851-75 | 1,0 | - | - | 0,7 | 1,2 | - | - | - |
1876-00 | 0,6 | - | - | 2,1 | 1,6 | - | - | 0,4 |
1901-25 | 0,5 | 1,4 | - | 1,1 | 0,3 | 1,6 | 0,6 | 0,8 |
1926-50 | 0,7 | 1,0 | 0,8 | 1,4 | 0,5 | 0,7 | 0,2 | 0,7 |
1951-79 | 1,0 | 0,4 | 0,4 | - | - | - | - | - |
Fuente: Archivos municipales, cuentas anuales del presupuesto. Elaboración propia. |
Tabla 2.- Aiara, Asparrena, Barrundia, Bernedo, Iekora, Kuartango, Lagrán y Urkabustaiz (1801-1979): máximas anuales en la captura de zorros y año.
MUNICIPIOS | FRECUENCIA |
ZORROS/10 Km2 | AÑOS |
Aiara | 59 | 4,2 | 1972 |
Asparrena | 8 | 1,2 | 1916, 1922 y 1923 |
Barrundia | 21 | 2,2 | 1923 |
Bernedo | 9 | 3,6 | 1903, 1910 y 1919 |
Iekora | 10 | 5,3 | 1943 |
Kuartango | 24 | 2,8 | 1804 |
Lagrán | 20 | 4,4 | 1878 |
Urkabustaiz | 38 | 6,2 | 1822 |
Fuente: Archivos municipales, cuentas anuales del presupuesto. Elaboración propia. |
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