Miguel Urroz
MIGUEL URROZ
Cucharero
2003 / 02-28 / 03-07
Autor: Antxon Aguirre Sorondo
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INTRODUCCIÓN

Todos los que trabajaban en la montaña, fueran pastores, carboneros, serradores, almadieros y demás, con solamente una navaja y sus manos fabricaban los elementos que necesitaban para su vida cotidiana; fueran platos para comer, cucharas, tenedores, o saleros; elementos para su trabajo como kaikus, oporras, abatzas, malatxas, zimitzas (encellas) los pastores, etc.

Hay varias razones para ello. Por una parte, tener el material (la madera) a mano y por otra el hecho de que no les resultaba práctico que dichos elementos fueran de barro o loza, ya que en tan azarosa actividad el riesgo de romperse era grande. Por último, si fueran metálicos, además de ser más costosos (razón fundamental en economías de subsistencia) tendrían mayor peso para trasladarlos en la trashumancia que les obligaba sus oficios. Por todo ello los confeccionaban de madera.

Pero incluso en los hogares antaño el único útil que se disponía para comer era una cuchara (de madera) para cada miembro de la familia, con la que se comía del puchero común que se colocaba en el centro de la mesa. Solamente el padre usaba el cuchillo.

Había un tipo especial de cuchara que tenía mango ancho. Según J. M. Barandiaran se llamaba en la Ribera de Navarra "cuchara pastora" y su utilidad era el que su parte ancha (mango) sirviera para revolver las "migas". Esta zona ancha era la que decoraban los pastores en sus tiempos libres a punta de navaja.

Trabajando las piezas
Trabajando las piezas

La fabricación de cucharas era una actividad complementaria que efectuaban las gentes del Pirineo en los largos inviernos. Apoyando la madera sobre el "tajón" con ayuda de la "legra", la azuela y el hacha fabricaban cucharas. Según Barandiaran había algunos artesanos que fabricaban hasta doce docenas al día que luego vendían en los mercados.

Aún hoy se pueden contemplar en los museos de etnografía vascos las preciosas cucharas de boj (ezpel-zura), muchas de ellas con bonitos dibujos en los mangos de flores, estrellas, incluso inscripciones con nombres y fechas, todo ello realizado a punta de navaja.

En el tomo V de las obras completas de Juan Garmendia Larrañaga (Haranburu editor. San Sebastián. p. 504) podemos leer unas bonitas coplas, obra de Martina Lasa Anaut, nacida en Isaba (Navarra) en 1891 y que decía así:

En la mejor obra publicada hasta la fecha sobre la ganadería y el pastoreo del País Vasco (Ganadería y Pastoreo en el País Vasco. Grupos Etniker. Bilbao) se añaden a estas estrofas, también obra de la misma autora:

De esta bonita forma nos cuenta Martina como se fabricaban y como se comercializaban.

Me viene ahora a la memoria ese popular refrán castellano que decía:

Para terminar tenemos que indicar que no solamente salían de las manos de estos artesanos cucharas (el elemento más común por su mayor demanda y de aquí el nombre que se daba a estos artesanos de "cuchareros"), sino también otros elementos como antes hemos dicho, fueran para la cocina o para el trabajo.

Hoy en día son ya pocos los "cuchareros" que nos quedan en activo. De uno de estos artesanos hablaremos hoy en este trabajo, de Miguel Urroz Arrastio, hombre que, por otra parte, pasó toda su juventud trabajando en el monte.

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