Mariano Santa Cruz
MARIANO SANTA CRUZ
Botas
2002 / 02-22 / 03-01
Autor: Antxon Aguirre Sorondo
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ARTESANO

El último artesano fabricante de odres y botas de Álava se llama Mariano Santa Cruz Delgado. Heredó su oficio de su padre, de nombre también Mariano y éste a su vez de su tío Manuel García Villalain, quien tuvo botería en la calle Los Fueros nš 21 de la capital alavesa.

Corría 1913 cuando Mariano padre, siendo todavía un niño de 9 años, abandonó su Burgos natal para venirse a Vitoria a aprender el oficio. Al entrar en quintas, retornó a Burgos para cumplir el servicio y trabajó por espacio de año y medio en una gran botería de la ciudad del Cid, que empleaba a 50 hombres y disponía de almacén de vinos y también curtiduría, ya que en aquel entonces los boteros adquirían las pieles en fresco y ellos mismos las curtían en el taller.

Conoció a la burgalesa Carmen Delgado y con ella casó el año 1929. De este matrimonio nacerían siete hijos: el quinto, y primer varón que vivió, fue Mariano, nacido en 1938, a quien aquí homenajeamos como el último representante de su oficio en el territorio alavés.

Quizás fue la necesidad de sustentar a la creciente prole lo que llevó al artesano a volver nuevamente a Vitoria, aunque ya no para trabajar con su tío-abuelo Manuel García sino en la botería de Patricio Gómez sita en el número 4 de la calle Santiago, junto con otros siete u ocho operarios en plantilla. Amén de las citadas, en la ciudad había dos boterías más, ambas en la calle Paz: la de Cirilo Álvarez en el número 13 y la de Agustín Marcos en el 21. Las Cuadrillas alavesas disponían de tres talleres con esta misma producción: Constantino Peña cosía sus pellejos en Salvatierra, mientras que en Villanueva de Álava estaban los odreros Benigno Fernández y Pedro Fernández.

Al terminar la Guerra civil, en 1939, Mariano Santa Cruz se asocia con Juan Cruz Manrique y juntos establecen un taller en la calle Pintorería, nš 18. Aquí tendría su sede definitiva la botería Santa Cruz y en este mismo local su hijo Mariano ha desarrollado toda su vida laboral, larga de casi medio siglo y que en nuestros días toca a su fin.

La demanda de odres, botas y pellejos debía de ser importante en aquellos años de posguerra, si consideramos que para 1941 Vitoria había visto aumentar el censo gremial hasta la media docena de artesanos: a los ya veteranos Agustín Marcos y Patricio Gómez, se sumaban ahora José Moreno (que ocupó la antigua bajera de Cirilo Álvarez), Benito García en la calle Fueros 45, y Luciano González en Herrería 102; además, claro está, del tándem Santa Cruz-Manrique.

Como es ley de vida, los comienzos no fueron fáciles para el joven menestral. A su lado tuvo, desde que cumplió 11 años de edad, a su primer varón que le ayudó en labores rutinarias al comienzo (hacer recados, preparar cabos, etc.) hasta que poco a poco se fue iniciando en los secretos del oficio. También la hija mayor, Esther, solía pasar muchas tardes en el taller cosiendo y atendiendo a las necesidades y siempre que fuera menester contrataban a reclutas del cuartel vitoriano, preferentemente con experiencia en el oficio, a los que se pagaba por obra realizada

Aún recuerda Mariano las fiestas de la calle Pintorería, allá por los años cincuenta, que incluían en su programa unas divertidas carreras con pellejos. Los Santa Cruz aportaban unos cuantos pellejos usados de unos 90 litros de capacidad cargados con 40 litros de agua. A lo costoso de correr con esa carga se añadía la dificultad de la ciaboga, pues por la inercia, la velocidad y el peso lo más común era desequilibrar

Mariano padre continuó regentando la botería hasta 1967 en que por motivos de salud tuvo que dejarlo. Al año siguiente falleció; tenía 62 años.

En 1966, Mariano Santa Cruz Delgado contrajo matrimonio con la vallisoletana Matilde García. Su hija mayor Rosa Mari (nacida en 1968) le dio en 1999 su primer nieto, de nombre Daniel.

En la botería de Mariano Santa Cruz han llegado a trabajar, de forma continua, cinco personas. Antes de 1965 producían 200 botas al año e innumerables pellejos. Hoy Mariano, trabajando solo, hace 2.000 botas al año y algún que otro odre de vez en cuando.

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