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ARTESANO
Antaño era común ver a los artesanos alpargateros con sus pequeñas mesas trabajando a las puertas de sus hogares. Y en concreto a Azkoitia se la conocía como "la villa de los alpargateros". Los Irigoyen son los últimos cultivadores de este oficio en dicha localidad guipuzcoana.
La comodidad de la alpargata y su idoneidad para el campo o la playa, amén de como complemento de las indumentarias tradicionales, está reavivando un mercado hasta ayer languideciente.
Julián Iruretagoyena Olalde, nació en 1924 y su hijo Juan Manuel, en 1961.
Julián cose a mano la suela
de la alpargata. |
Julián aprendió el oficio en su villa natal, Azkoitia, trabajando con los Hermanos Urrutia. Allí trabajaban 4 operarios. Luego el cosido lo mandaban a mujeres que lo hacían en sus casas a destajo. Allí entró a trabajar con 15 años. En esas fechas (hacía 1940) habría en Azkoitia hasta 53 talleres haciendo alpargatas, algunos de hasta 30 personas. Hoy padre e hijo son los únicos que fabrican alpargatas.