Xabier Agote
XABIER AGOTE
Carpintero de Ribera
2004 / 01-23 / 02-06
Autor: Antxon Aguirre Sorondo
 Introducción
 Artesano
 Ontziola
 Proceso
 Precios
 Eventos
 Bibliografía



PROCESO

PROCESO DE CONSTRUCCION DE UNA EMBARCACION DE MADERA

Se llaman carpinteros de ribera a los fabricantes de barcos de madera que desarrollaban su oficio siguiendo ancestrales técnicas de carácter eminentemente artesanal y heredadas a lo largo de generaciones.

Aunque su trabajo constructivo lo hacían a orillas de nuestros ríos o puertos, su labor comenzaba en el monte con la elección de las maderas más adecuadas, capítulo importantísimo para el resultado final del barco. Una vez que se cerraba el acuerdo entre el comprador y el vendedor de la madera, se iban marcando los árboles con un hacha para que la cuadrilla de taladores pudiera identificarlos.

Como muchos de los montes eran de propiedad concejil, los ayuntamientos obtenían pingües beneficios con la venta de los árboles, resarciendo de este modo sus arcas que casi siempre estaban mermadas a causa de guerras y de trabajos públicos. Asimismo, fue tradicional en el siglo XVI que el Señorío de Vizcaya vendiera a sus vecinos guipuzcoanos madera especial (por su forma) para la ejecución de los corbatones (piezas que abrazaban de estribor a babor) de sus naos.

En cuanto al momento más indicado para proceder al corte, el autor romano Marco Terencio Varrón (114-25 a.C.) recomendaba talar los árboles entre el equinocio de primavera y el comienzo del mes de mayo. Sin embargo, para la mayor parte de nuestros carpinteros de ribera la mejor época se sitúa entre los meses de septiembre y diciembre, y en una fase lunar que dependerá directamente del tipo de árbol de que se trate. Así, se recomendaba abatir el haya en cuarto creciente, mientras que para el roble y la acacia era mejor en menguante. De no respetarse estas reglas, la madera se apolillaba, decían los expertos carpinteros.

Para la construcción de la quilla (tronco grueso de la parte inferior y a todo lo largo de la nave) y la sobrequilla (madero empernado a la quilla) se procuraba utilizar maderas con una forma natural aproximada, para aprovechar mejor el árbol. Hay que darse cuenta de que se trata de dos elementos de una sola pieza que pueden llegar a medir hasta 20 ó 25 metros. Las modernas embarcaciones de nuestros puertos se fabricaban con quilla de roble, aunque también se hicieron con pino, ciprés y olmo.

La madera debía trabajarse siempre “en verde”, es decir, sin secar. Para eso se dejaba en remojo durante cierto tiempo: a tal fin se enterraban los troncos en el río entre fango durante tres o cuatro semanas antes de empezar su talla.

Una vez que la madera llegaba al astillero se iniciaba la construcción del barco, empezando por la “obra viva” (parte que estará en contacto con el agua), y luego se acometía la fabricación de la “obra muerta” o cuerpo exterior de la nao.

Xabier Agote compra la madera a “los bosqueros” de la Baja Navarra y Zuberoa. En este momento no hay suficiente madera de roble en la Euskal Herria meridional, pero sí en Francia.

La madera la compran a un “bosquero” ya de edad, que respeta la realización del corte de la madera en la luna menguante de invierno, cuando ya no tiene savia.

Ellos no hacen empozado, excepto con algunas largas piezas rectilíneas destinadas para quillas y regalas.

Para realizar sus reproducciones cuentan con copias de planos de embarcaciones antiguas. Son de destacar los espléndidos planos de Mutiozabal de Orio., . Pero cuando tienen que crear un barco nuevo, como fue el caso del Bartolomé, la embarcación de forro de piel, hicieron un medio modelo de donde sacaron los oportunos planos, y luego las plantillas para cortar la madera.

Ellos mismos cortan la madera con las plantillas y cuecen la madera (para darle forma) cuando es necesario. Para ello se han fabricado dos largas cajas herméticas de madera de 3,5 m. y de sección cuadrada de 400 x 400 mm.. Si resulta necesario, unen ambas cajas, logrando así un tubo de 7 metros, al que por medio de otro tubo llevan el vapor de una caldera fabricada con un bidón de cerveza vacío. Así se ablanda la tabla y se le da la forma deseada.

Antaño, en los astilleros, calentaban directamente la madera en una hoguera que hacían en el exterior. Previamente la tenían en agua y luego la acercaban al calor del fuego mientras la mojaban.

 Galeria
Bilatu Euskonewsen